• 28/05/2023 00:00

Ni una más

“Urge una transformación social y cultural. Urge un sistema de justicia rápido y confiable. Urge un compromiso compartido. Urge no callar. Ni una más debe ser la meta”

El feminicidio es un tipo de violencia muy presente en Panamá. El asesinato a golpes de una niña de 10 años en Querévalo, en el distrito de Alanje, provincia de Chiriquí, catalogado como el primer feminicidio de 2023, ha conmocionado a la sociedad y “exhibe la violencia brutal" a la que están expuestas las mujeres en este país. Específicamente en este caso tan atroz, el Ministerio Público practicó pruebas científicas a cinco sospechosos y solo uno dio positivo, un vecino de los padres de la niña, mismo hombre que pedía justicia en televisión nacional y urgía a los padres a cuidar a sus niños. En 2022 se registraron 21 víctimas de “femicidio”, como lo cataloga la ley panameña, 20 tentativas y 20 muertes violentas u homicidios de mujeres no clasificados como feminicidio, según estadísticas de la fiscalía. Las estadísticas de feminicidio en Panamá se han mantenido estables en los últimos años: en 2021 hubo 22, 31 en 2020, 21 en 2019 y 20 en el 2018, reseña la agencia EFE. Las organizaciones feministas alertan de los escasos recursos estatales que existen en el país para proteger a las mujeres y a las niñas frente a la violencia machista y doméstica. “La indignación aumenta cuando sabemos que las medidas estatales en materia de prevención son mínimas”, subrayan. Es por ello que enfrentar este delito debe ser una política de Estado. Es una realidad que requiere también una dura prevención. Las autoridades deben ser ágiles y priorizar las denuncias con perspectiva de género. La familia, los entornos y las sociedades también juegan un papel fundamental. Urge una transformación social y cultural. Urge un sistema de justicia rápido y confiable. Urge un compromiso compartido. Urge no callar. Ni una más debe ser la meta.

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