• 05/10/2025 00:00

La evolución de Econ 101

Simplemente y dadas las circunstancias, Econ 101 no va cambiar en un futuro cercano para reflejar una ideología particular o un plan de gobierno específico; más bien, alcanzó el punto que desde un inicio pretendió representar [...]

¿Qué pasa con el mercado laboral cuando el gobierno aumenta el salario mínimo? Durante décadas, la educación universitaria ha enseñado a los estudiantes de economía a responder esta pregunta razonando a partir de los principios básicos de los factores de producción. Cuando el precio de algo sube, la gente tiende a comprar menos. Por lo tanto, si el precio de la mano de obra aumenta, las empresas optarán por “comprar” menos mano de obra, lo que significa que contratarán a menos personas. Los estudiantes aprenden que un salario mínimo más alto significa menos empleos.

Pero a principios de los años 1990, los economistas David Card y Alan Krueger intentaron responder a esa pregunta y salieron a ver al mercado lo que realmente sucedía. Recopilaron datos sobre empleos en el sector de comida rápida a lo largo de la frontera entre Nueva Jersey y Pensilvania, antes y después del aumento del salario mínimo en Nueva Jersey, y encontraron que los restaurantes de comida rápida de Nueva Jersey no contrataron menos trabajadores, sino que aumentaron el empleo ligeramente (https://davidcard. berkeley.edu/papers/njmin-aer.pdf). Esto desencadenó una búsqueda de factores que pudieran probar rigurosamente la teoría económica y junto con otros criterios de investigación transformaron el campo de la economía conductual.

En los últimos años, la educación a nivel de doctorado en economía se ha vuelto más empírica, más psicológica y más en sintonía con lo que ocurre en el mercado. No obstante, los cursos de introducción a la economía a nivel universitario no han cambiado en casi un siglo. Además de lo difícil que es elaborar libros temáticos y adoptarlos como base de los cursos introductorios, los profesores y las universidades tardan años en abandonarlos. Muchas universidades todavía enseñan Econ 101 con el libro de “Economía” de Paul Samuelson, una exposición teórica con base a elecciones racionales bajo la restricción de la escasez. En general, los textos usados en Econ 101 sirven un método didáctico de divulgar la economía, enseñando de manera comprensiva desde la definición misma de la economía hasta las formas operativas de cómo funcionan los mercados mediante esquemas sinópticos y analíticos.

El libro de Samuelson y similares se han mantenido vigentes por años, y tal vez por eso en los cursos de Econ 101 se ha seguido enseñando que un salario mínimo más alto lleva a que menos personas trabajen, usualmente como un ejemplo clásico de cuán útil y relevante es el modelo de equilibrio de oferta y demanda en un mercado competitivo.

Como resultado de este desfase entre lo que saben los economistas y cómo se enseña Econ 101, existe un abismo entre la forma en que los estudiantes ven la economía por primera vez y cómo la mayoría de los economistas la practican. Los estudiantes aprenden sobre las virtudes de los mercados, deducidas de algunos supuestos aparentemente simples, mientras que los economistas ya graduados investigan cada vez más formas en que esos supuestos funcionan o podrían salir mal.

Treinta años después del estudio de Card y Krueger, los programas de política económica de los países del mundo siguen desafiando la visión simplista que suele enseñarse en Econ 101, en la que los mercados sin restricciones hacen maravillas y los tecnócratas de los gobiernos son facilitadores perfectos de la inversión. La verdad es que a los estudiantes les falta dedicar más tiempo a discernir sobre las fallas del mercado, analizar sobre la capacidad de las empresas de generar empleos y evaluar las perspectivas de inversión de cada una de las industrias que conforman el conjunto de actividades de una economía nacional. Por supuesto que la ciencia de la economía tiene diferentes componentes, aunque siempre los promotores del libre mercado terminan escondiéndose detrás de la lógica del laissez-faire que se aprende precisamente en los cursos de Econ 101.

Aspiramos a que todos puedan entender el alcance de aquellas primeras declaraciones del presidente Mulino cuando dijo que no hay estadística ni cifras económicas que no estén en rojo. Igualmente, sería razonable esperar que la población en general comprenda la importancia del estudio de Card y Krueger, y pueda distinguir las diferencias entre un aumento del salario mínimo en un restaurante de comida rápida, donde el 75 % de los trabajadores rotan cada año y una industria automotriz o papelera donde su producción es 60 % robótica.

Sin duda la evolución de los cursos de introducción de economía es más lineal de lo que podría parecer y refleja bien la dirección que ha tomado la disciplina hacia el análisis de modelos básicos de comportamiento económico. Simplemente y dadas las circunstancias, Econ 101 no va cambiar en un futuro cercano para reflejar una ideología particular o un plan de gobierno específico; más bien, alcanzó el punto que desde un inicio pretendió representar y nos toca ahora a todos usar la cabeza para tomar las mejores decisiones.

*El autor es empresario
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