La llorona

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SOLO FALTAS TÚ

Así le dijeron a Popi sus colegas del panameñismo para que vote a favor de la segunda vuelta. La vaina es que Popi está reacio, pero eso sí, confirmó que va a habilitar su suplente pa’ que levante la mano a favor. Joooo.

SEGUNDA VUELTA

A propósito de la segunda vuelta, dice que con el suplente de Popi suman 47 los votos de respaldo de esta propuesta de la locura. Que la vaina aparecerá en agenda en unos días, porque ya los votos están cuadrados. ¡Esto sin sumar a los del PRD!

ANHELO

Roberto, jefe de protocolo judicial, sueña con la llegada del próximo 31 de diciembre. Con la salida de Chucky como mandamás de la Corte, también cesará la preocupación por la presencia de la Racamandona y Josefina Haití, quienes —de sus forros— rompen a diario con las reglas de etiqueta.

ENROQUE

Si, como ya se conoce, Varelita abandona la cancillería para ser titular del Mides, entonces Mulino se convertiría en jefe de la diplomacia panameña. Como consecuencia, Roberto Zúñiga se va para calle cuarta y abandona el Palacio Gil Ponce, donde la Racamandona es una auténtica Freddy Krueger.

VUELVE EL TANTEO

Me pregunta el civilista que si el Dr. Algis Torres no era amigo de Noriega, por qué participaba en los tratamientos especiales que les dispensaban a algunos reclusos ordenados por el MAN. Esto se está complicando, mejor investigo.

INVESTIGACIÓN

Me aseguran que el viernes que pasó, una comisión cachimbona tomó posesión en Salud para investigar todo lo relativo al problema sanitario, en especial la bacteria asesina y las muertes en Bocas.

SE ACABÓ

La vaina es que Franklin decidió ponerse los pantalones y nombró la comisión para investigar. Que ya está bueno que en la Caja le pasen por manteca todas las recomendaciones que les hace Salud. ¡Esto se hincha!

DE COLERO NI DE A VAINA

Juan Carlos Tapia dice que si corre pa’ la Presidencia, que va a la cabeza en cualquier alianza. A propósito, a muchos no les gustó eso de que si llega a Palacio nombraría a Toro, La Doña y al Muñeco de asesores. ... y que nadie llore