• 05/10/2011 02:00

Valores, eficiencia y responsabilidad

Es frecuente escuchar comentarios sobre el efecto perverso del capitalismo sobre los valores éticos y morales. Casi diariamente podemos ...

Es frecuente escuchar comentarios sobre el efecto perverso del capitalismo sobre los valores éticos y morales. Casi diariamente podemos encontrar algún artículo de opinión que responsabiliza a la economía de mercado de los problemas sociales. Se suele decir que la economía entiende de dinero, pero no de honradez, respeto ni solidaridad.

Dígase lo que se diga, la economía de mercado se fundamenta en el reconocimiento de que cada persona tiene libre albedrío y que debe hacer aquello que juzgue apropiado con lo que le pertenece, siempre y cuando no afecte este mismo derecho sobre terceros. Hemos dicho en otra ocasión, en referencia a esta idea, (Los valores y la economía, La Estrella, 18/julio/2011) que sólo cuando la decisión de ayudar a otro se toma libremente, usando los recursos propios, podemos hablar de altruismo. Para que haya altruismo, se requiere libertad. Sin libertad económica no existe la posibilidad de generar ganancias que permitan ahorrar. Y son estos fondos ahorrados los que luego podrán ser destinados a actividades altruistas. Si no es así, si no se gana dinero y no se ahorra, se estará consumiendo el capital, ocasionando un empobrecimiento paulatino de la sociedad.

Organizaciones como el Club Rotario son un vivo ejemplo de la solidaridad en el libre mercado. Sus miembros actúan de manera voluntaria y los recursos son donados (voluntariamente). Los rotarios no tendrían la misma reputación si sus miembros fueran reclutados a la fuerza o si los fondos los obtuvieran mediante la violencia. Sus líderes, además, deben actuar como cualquier empresario y velar por utilizar el capital recibido de la manera más eficiente posible.

El economista Gabriel Zanotti lo explica así: ‘Una monja perteneciente a la obra de la Madre Teresa de Calcuta puede verse en la disyuntiva de administrar los pocos recursos dinerarios con los que cuente, a fin de comprar ropa y alimentos para las personas que atiende (...) y, si frente a igual calidad, elige los de menor precio, se estará comportando como un consumidor típico de libro de texto de economía, sin que ello disminuya un átimo su santidad. Más bien, al contrario’. Aún ante fines altruistas, corresponde la eficiencia dinámica, siempre ajustada al aprendizaje de los errores y éxitos, como todo empresario.

Los valores del trabajo, la honradez y la prudencia, así como la cualidad de una mente abierta e inquisitiva, valen tanto en el mundo empresarial como en la ayuda social. Si no se reconoce el libre albedrío, requerido para actuar ética y moralmente, tampoco puede exigirse responsabilidad y, lo que el mercado pide es, justamente, que aprendamos a asumir las responsabilidades de nuestras acciones. Ello implica que para ser personas correctas, debemos enfrentar los desafíos que la vida nos pone por delante y asumir nosotros los costos y sacrificios para alcanzar nuestros sueños.

José Ortega y Gasset, en su obra Meditaciones del Quijote, dice: ‘Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo’. Evidentemente, cada uno de nosotros es hoy alguien que no puede desvincularse de sus circunstancias. Pero las circunstancias de cada quien no son un condicionante, sino un punto de partida, una base sobre la cual se emprenden los pasos siguientes para cambiarlas, y con ello alcanzar los fines que cada uno, subjetivamente, considera le merecen la pena. Para cambiar una sociedad, sólo puedes empezar contigo mismo.

COLABORACIÓN DEL CLUB ROTARIO DE PANAMÁ.

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