• 23/12/2011 01:00

En rescate de la dignidad olvidada

V eintidós años han transcurrido desde la inhumana, cobarde y sin razón invasión norteamericana, so pretexto de proteger sus nacionales ...

V eintidós años han transcurrido desde la inhumana, cobarde y sin razón invasión norteamericana, so pretexto de proteger sus nacionales (Justa Causa) y acabar con una dictadura militar creada, entrenada, financiada y aupada por ellos, tal y como lo hicieren con Hussein en Irak, con Somoza en Nicaragua, con Alfonsín en Argentina, o con Pinochet en Chile, etc. etc. etc...

Es imperdonable que, a estas alturas, ningún gobierno post invasión se haya tomado la impostergable misión de honrar la dignidad de la patria, exigiendo diplomáticamente una honrosa disculpa por la afrenta cobarde desplegada por el ejército más poderoso del mundo, contra una pequeña nación del tercer mundo, al igual que una aceptable indemnización. Pues a Kuwait, país petrolero multimillonario, producto del ataque a Irak a sus pozos petroleros, se nombró una comisión propuesta obviamente por los del norte y resolvieron indemnizarlos por la módica suma de treinta y cuatro mil millones de dólares. En cambio, a nosotros (los hijos de la cocinera) nos ofendieron regalándonos unos míseros cincuenta millones de dólares, que jamás podrán resarcir la desconocida cifra de panameños inocentes masacrados por culpa del Frankenstein Noriega creado por EUA. Igual deuda moral pesa sobre todos los partidos políticos, asociaciones gremiales, clubes cívicos y la sociedad en general, que bajo un maléfico influjo amnésico hemos preferido olvidar y no cumplir con nuestra responsabilidad ante el honor mancillado.

Es deber impostergable que los planes de educación, así como todos los libros de historia de la República, contengan un amplio y veraz capítulo que narre con lujo de detalles los hechos donde se plasmen los verdaderos culpables y los aviesos motivos subyacentes que tenía el gobierno norteamericano de George Bush padre, que no era otro que probar su novedoso armamento de destrucción bélica, usando a los indefensos civiles panameños como conejillos de laboratorio y así asegurar su efectividad en la guerra del golfo, que por cierto duró nada más seis días por lo efectivo del mismo.

Albergamos la esperanza de que este gobierno o los venideros, retomen el valor y coraje de nuestros próceres forjadores de la patria y por amor y respeto a este pequeño pero inmenso suelo panameño, recobren lo más preciado de una nación, su dignidad olvidada. Por lo que olvidar esta trágica historia vivida, conlleva el grave peligro de que pueda volver a repetirse ante la pasividad, sumisión, y olvido demostrados hasta la fecha. No sería mala idea de conmemorar como un día de duelo nacional el 19 y 20 diciembre, puesto que sin duda alguna como lo hemos dicho, en esta macabra escalada norteamericana perecieron muchos más panameños que en las gestas del 9 de enero, y a quienes consideramos como doblemente mártires, ya que ofrendaron su vida a la patria sin saber porqué.

ABOGADO LITIGANTE

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