• 19/07/2012 02:00

El país donde todo se vende

Hay una famosa frase que siempre hemos escuchado que dice, ‘el que quiere conocer a Panamá, que venga porque se acaba’. Esta frase, last...

Hay una famosa frase que siempre hemos escuchado que dice, ‘el que quiere conocer a Panamá, que venga porque se acaba’. Esta frase, lastimosamente, por diversos hechos que han ocurrido en Panamá en distintas épocas, no ha caído en el olvido y siempre cobra vigencia.

Muchos pensarán que en Panamá estamos muy bien, con tanto auge económico, el nuevo peldaño que alcanzamos en nuestros niveles de competitividad y la ampliación del Canal, qué más podemos pedir.

Pues igualdad, justicia y derechos humanos, solo para empezar. Allí en ese punto estamos fatal. Pero es que eso no es tan importante en la ponderación de los otros factores que miden para la competitividad. Y, por otro lado, demandamos a gritos una mejor educación. Eso sí lo miden con más ímpetu y es por eso que no calificamos más alto.

Lo más escandaloso de esto, es que tenemos un gobierno que ha llegado para hacer negocios, para vender los patrimonios, para expropiarse tierras y licitarlas con el desconocimiento real de las leyes y, de manera constante, pisotear la Constitución. Antes los panameños más humildes, al menos contaban con sus tierras, en las que podía sembrar algo para subsistir. Muchos las han perdido, debido a la presión que ejercen grandes inversionistas para que las vendan.

En este caso, la Universidad de Panamá tampoco escapa de ponerse en venta, que durante años, quien lleva casi dos décadas como rector de la primera casa de estudios a manejado el claustro como si fuese su finca privada, desconociendo que la institución es del Estado y por ende la sostienen los impuestos de todos los panameños, durante todo este tiempo la universidad ha perdido terrenos tales como los de Tocumen, el terreno de 1600 hectáreas de la Arenosa, que en su momento fueron donados por Castora Díaz, que luego se convirtieron hasta en ventas, hipotecas y embargos de terrenos que son propiedad de la UP, lo mismo ocurrió con la venta irregular de autos y la compra de transformadores supuestamente nuevos, comprados con sobrecostos.

Realmente, ya no me sorprendería que cualquier día nos salgan que venderán el campus central, con la excusa de que deben mudarse, o nos sigan prometiendo, cada vez que hay elecciones, la construcción de las torres de la Facultad de Empresa en el Campo de Antenas, a saber si ya no están vendidas.

Pretenden desconocer que el ciudadano común paga impuestos para mantener la Universidad, lo que le da derecho a opinar sobre cómo se invierten y manejan los recursos que aporta y la mayoría de esas opiniones proceden de miles de estudiantes y egresados que conocemos perfectamente la vida universitaria.

*ESTUDIANTE UNIVERSITARIO.

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