• 28/10/2012 03:00

Los malabares del buen periodismo

Un periodista, con varios años de experiencia en el oficio, se acercó a la defensora para expresar lo que consideraba un vicio en el eje...

Un periodista, con varios años de experiencia en el oficio, se acercó a la defensora para expresar lo que consideraba un vicio en el ejercicio profesional del periodis mo.

Decía que no ta que el periodismo carece de ‘equilibrio’, ese que con tanta pasión busca, por ejemplo, el malabarista que tiene que lidiar con más de un instrumento para mostrar su destreza y que está obligado a mantener el equilibrio, pues ese es su verdadero arte. De nada sirve que sea talentoso en los movimientos que requiere si no puede mantener un buen equilibrio.

El periodismo también debe tener como máxima mantener ese equilibrio, a pesar de tener que lidiar con muchas presiones: fuentes, horas de cierres, entre otras, porque la sociedad espera ansiosa la información que luego usa para formarse su opinión sobre los hechos.

El periodista —cuando me comentaba— decía que se sentía algo indignado por la forma en que se cubrió la información sobre el rechazo de la aprobación de la Ley 72 que permitía la venta de las tierras de la Zona Libre de Colón.

Decía que aún cuando coincidía con los colonenses en que la Ley no favorece para nada y que además se aprobó sin consulta y con un estilo que deja mucho que desear, quería ver notas equilibradas.

Y digo yo que hoy día con el alcance instantáneo de los medios y de las redes sociales es un riesgo que un medio haga públicas notas con una sola mirada, pues es muy fácil que los lectores interpreten que esas notas no están completas.

Y en las coberturas televisivas es fácil distinguir que la población también puso su cuota de violencia, saqueos y caos y eso desde el principio se debió mostrar.

En vista de la opinión que me ofrecía el periodista, analicé la forma en que La Estrella cubrió el evento. El diario, como los otros medios, dedicó varias páginas a informar el hecho que marcó la agenda noticiosa de la semana que recién pasó y que culminó con la derogación de la ley.

La del sábado 20 de octubre fue una publicación equilibrada, contó hechos noticiosos y con una narrativa agradable. Sin embargo, en la edición del domingo 21 de octubre noté que hizo falta alguna versión del Gobierno.

En la edición del lunes 22 de octubre, el diario dio una cobertura amplia e informó incluso sobre la fiesta del Cristo Negro de Portobelo, una fiesta a la que acuden muchas personas, y que coincidía con los reclamos. Una cobertura balanceada, tomando en cuenta que era domingo y que por ello fue sosegada. Mientras que en la edición del 23 de octubre, desde el punto de vista gráfico se orientó más hacia la represión de la Policía y no se incluyó los ataques que hicieron los civiles.

El día 24 de octubre sin duda se hizo una buena cobertura, pero igual que el 23 de octubre, desde el punto de vista gráfico solo se muestra la represión de un lado y lo mismo ocurrió con los titulares de esos dos días. El 25 siguió la misma tendencia, y no es que la cobertura estaba mal, desde el punto de vista periodístico fue buena, pero nos faltó, en gráficos y títulos, decir que los civiles también atacaron. Lo mismo ocurrió el 26 de octubre.

La recomendación que dejo hoy en la Columna de la Defensora es que es bueno cuando en las coberturas ofrecemos la mirada completa.

DEFENSORA DEL LECTOR

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