• 04/03/2013 01:00

No-Habemus Papam

Mientras nuestra población se divertía en los carnavales, el mundo entero se vio impactado por la renuncia del papa Benedicto 16.

Mientras nuestra población se divertía en los carnavales, el mundo entero se vio impactado por la renuncia del papa Benedicto 16.

La noticia desplazó en la mayoría de periódicos serios del mundo cualquiera otra de corte nacional o internacional.

¿Era una renuncia ya anunciada por el propio papa o realmente ha sido producto de su edad y limitaciones físicas, como lo expresó o ha sido el triunfo de corrientes dentro del Vaticano que lograron que Benedicto, el alemán que llenó de templanza, claudicase abrumado por intrigas o conspiraciones internas y externas? Muchos análisis al respecto en las primeras 48 horas del meteorito noticioso que sí impacto... Por supuesto, vendrán más y se acrecentará al llegar la elección del nuevo sucesor.

Será difícil en tan corto tiempo dilucidar la verdad de la verdad.

Está claro que nuestra Iglesia Católica se ha debilitado como ‘luz guía’, ante tantas oscuridades que cubren el orbe. Escándalos de conductas humanas aberrantes por quienes han hecho votos de castidad, escándalos financieros, encubrimientos de debilidades humanas, etc., son algunos de los fuertes explosivos que han erosionado esa roca en que Jesucristo pidió se sustentara la Iglesia Católica.

Estoy convencido, como médico y conocedor de los desviacionismos o enfermedades mentales del ser humano, que lo que ha ocurrido en la Iglesia de Pedro, no escapa a seres humanos corrientes lleven o no lleven una sotana o un título de pastor o cualquier otro calificativo de gestores religiosos. Y menos de gobernantes.

Lo trágico y vergonzoso es que lo realicen quienes han hecho votos y promesas de pobreza y o castidad, entre otros.

El mundo está invadido de pecados sociales. Guerras, violencias, pobreza extrema, hambre, desnutrición, muerte de millones de niños por esas determinantes que mencionamos. Agregase injusticia, corrupción, impunidad, hedonismo y erotismo supinos, destrucción de la naturaleza, etc.

El cainismo se impone.

Frente a esos pecados nuestra Iglesia Católica latinoamericana intentó, a través de encuentros como el de Medellín, Puebla, etc., hacer un llamado a gobernantes y gobernados sobre lo que acontecía y acontece en la mayoría de naciones de América, y otros continentes. La Teología de la Liberación, victimizada en extremo fue sepultada por no solo corrientes retrogradas de nuestras Iglesias, sino también por los poderes factuales del mundo.

Benedicto, que se erigió en un hombre inicialmente progresista, en unión de papas que siguieron a Juan 23, para mí el más comprometido con los pobres del mundo como Jesucristo, fue según se conoce el debilitador de una corriente que solo buscaba la justicia sobre la Tierra. Si hubo infiltración marxista fue precisamente por las seudodemocracias que nos siguen gobernando.

Hoy, en el mundo en general persisten esos pecados sociales en iguales o mayores magnitudes, pese a haber transcurrido más de 40 años de Medellín y Puebla y de otras encíclicas que criticaban ese estado de injusticia mundial.

Hoy en Europa, donde se afinca el Vaticano, continentes como el de África, Asia, Oceanía, con tibia excepción de América, se desarrollan las mayores inequidades que hace más de dos mil años Jesucristo denunció y fue crucificado bajo un juicio orquestados por los ancestros de quienes hoy tienen a este planeta en las condiciones que vislumbran su extinción. El TENER se ha impuesto al SER.

Para los ateos y agnósticos es un hecho sin relevancia. Para los que sí estamos convencidos de la existencia de Dios, nos preocupa el rumbo de nuestra Iglesia.

En un año sabremos si la Iglesia Católica se renovó para acercarse más a sus principios cristianos o seguirá haciendo ostentaciones de opulencia, riqueza y otras aberraciones que lamentablemente la erosionan con mucha fuerza hoy día. O surge Cristo o lo sepultan.

Si no hay una verdadera renovación en esos paradigmas que orientan al ser humano, solo quedará una línea directa entre los creyentes y Dios. Los demás intermediarios desaparecerán o serán ignorados en sus palabras, como ocurre en muchas circunstancias en la actualidad mundial.

Por ser católico, me preocupa lo sucedido y lo que sucederá luego del nuevo ‘Habemus Papam’.

‘El bien común implica, finalmente, la paz, es decir, la estabilidad y la seguridad de un orden justo. Supone, por tanto, que la autoridad asegura, por medios honestos, la seguridad de la sociedad y la de sus miembros. El bien común fundamenta el derecho a la legítima defensa individual y colectiva’. Catecismo católico.

‘La autoridad se ejerce de manera legítima cuando procura el bien común, y para conseguirlo utiliza medios moralmente lícitos. Por tanto, los regímenes políticos deben estar determinados por la libertad de decisión de los ciudadanos y respetar el principio del ‘Estado de Derecho’. Según tal principio, la soberanía es prerrogativa de la ley, no de la voluntad arbitraria de los hombres. Las leyes injustas y las medidas contrarias al orden moral no obligan en conciencia’, Catecismo católico.

MÉDICO INTERNISTA.

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