• 18/09/2013 02:00

El Mes de las Sagradas Escrituras en Panamá

El artículo 35 de la Constitución Política de la República establece la libertad de culto en Panamá, razón por la cual, la Ley 26 de 10 ...

El artículo 35 de la Constitución Política de la República establece la libertad de culto en Panamá, razón por la cual, la Ley 26 de 10 de julio de 2007 decreta en nuestro país el mes de septiembre como el MES DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS y declara el día 30 de septiembre como el día de su celebración.

El artículo 3 de dicha Ley aclara su propósito de respetar la libre profesión de todas las religiones y cultos... con la finalidad de elevar y mantener los valores que nos señala la Palabra de Dios.

De esta manera, se reconocen dos verdades fundamentales: la importancia de la Palabra de Dios depositada en las Sagradas Escrituras y el respeto hacia todas las religiones procedentes del mismo origen divino.

En cuanto a la primera verdad, los escritos Bahá’is afirman: ‘La Palabra de Dios es la Reina de las palabras y su penetrante influencia es incalculable... Ella ha sido la llave maestra para el mundo entero, por cuanto a través de su potencia son abiertas las puertas de los corazones de los hombres, las cuales, en realidad, son las puertas del cielo. ... El propósito de Dios al revelar su palabra ha sido doble: El primero es liberar a los hijos de los hombres de la oscuridad de la ignorancia, y guiarlos a la luz del verdadero entendimiento. El segundo es asegurar la paz y la tranquilidad del género humano y proveer todos los medios por los cuales puedan ellas ser establecidas...’.

Este propósito divino se manifiesta en los Libros Sagrados de todas las grandes religiones del mundo y nos lleva a reflexionar sobre la segunda verdad: las religiones ‘... han procedido de una única fuente y son los rayos de una única Luz. Que difieran unos de otros debe ser atribuido a los variables requerimientos de los tiempos en los cuales fueron promulgados’. (Bahá’u’lláh).

Por tal razón, la Fe Bahá’í ‘exhorta a sus seguidores a asociarse en amistad, concordia y sin discriminación con los seguidores de todas las religiones; les advierte que se alejen del fanatismo, la sedición, el orgullo, y las disputas; les inculca limpieza inmaculada, veracidad estricta, castidad sin mancha, honradez, hospitalidad, fidelidad, cortesía, paciencia, justicia y equidad’. (Casa Universal de Justicia).

Es entonces propicio el momento para que todos los estamentos del Estado, municipios, escuelas oficiales y particulares impulsen programas de concienciación sobre el anhelo de todas las Escrituras Sagradas de extinguir toda clase de prejuicios y odio innecesarios, que destruyen a la humanidad y de enarbolar los estandartes de amor y hermandad que permitirán el logro de la unidad y la paz indispensables para llevar adelante una civilización en continuo progreso.

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