• 21/10/2013 02:00

Las lecciones del Mundial de Fútbol

Nunca antes Panamá había estado tan cerca de acudir a un evento deportivo tan importante como la Copa Mundial de Fútbol. La práctica mas...

Nunca antes Panamá había estado tan cerca de acudir a un evento deportivo tan importante como la Copa Mundial de Fútbol. La práctica masiva de ese deporte en Panamá es de reciente data, ya que en mi generación la locura era por el béisbol y el baloncesto, ambos importados a Panamá por los norteamericanos durante la construcción del ferrocarril, el Canal, las compañías fruteras y la existencia de las bases militares.

Es buenísimo que se haya alentado tan exitosamente el desarrollo del fútbol, con todo el apoyo de la FIFA, convertido en un gran negocio global para muchos, particularmente los medios de comunicación. Sin embargo, al mismo tiempo resulta muy negativo que se haya dejado de estimular otras disciplinas donde muchos panameños han llegado a deslumbrar, particularmente en el béisbol con estrellas como Rod Carew, en el Salón de la Fama, y en cinco años su próximo compañero allí, Mariano Rivera, gloriosamente recién retirado y en el baloncesto donde tuvimos tres jugadores en el nivel profesional de Estados Unidos y por muchos años el mejor equipo del Caribe.

En tiempos de mi juventud existían en Panamá ligas de béis por todas partes. Desde la Infantil, apoyada por el Club de Leones de Panamá, luego la Pony, la Juvenil, las Intercolegiales, la distritorial y la provincial, para concluir con el Campeonato Nacional de Béisbol Aficionado, que cada día pierde más apoyo. No salieron más estrellas panameñas al béisbol de grandes ligas por la odiosa barrera del color que existió hasta la llegada de Jackie Robinson en 1947.

La intromisión de la politiquería en las disciplinas deportivas ha logrado que entusiastas desinteresadamente en el deporte se alejen de él. Solo debemos recordar el bochornoso espectáculo que durante años se dio en torno a la representación panameña en el Comité Olímpico Internacional. Ser presidente de una liga provincial en algunos deportes se ha convertido en una especie de botín político que sirve para atraer adeptos, sin importarles que con ello se aíslen importantes sectores, por la mala percepción que genera el político metido donde no debe.

Enhorabuena por el fútbol; cada día son más los que triunfan en los grandes equipos del exterior. Esto hay que estimularlo, porque es una manera loable de permitir a gente humilde escalar posiciones a nivel mundial. Sin embargo, debe ser una política de Estado el promover, no solo el fútbol, sino otras disciplinas que en el pasado tanto lustre han dado a Panamá.

Poco después de finalizada la última Serie del Caribe, donde participaban Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela, nuestro país en 1965 ya había tenido, al igual que Venezuela, nueve jugadores nativos en grandes ligas y República Dominicana 12. Sin embargo, hoy tanto venezolanos como dominicanos han llegado a tener seis veces más jugadores que nuestro país. Ahora mismo no tenemos ninguno en el más alto nivel del basket.

La lección del fútbol ha sido grandiosa; saquémosle provecho. Sin olvidar, eso sí, las otras ramas deportivas, las cuales se promocionaran haciendo canchas por todas partes y fomentando la presencia de equipos de béisbol en Panamá, como los Yankees, que vinieron en 1946, y los Piratas de Pittsburgh, en 1972. Promovamos la presencia en Panamá de ligas instruccionales para preparar prospectos a grandes ligas, como lo han hecho Dominicana y Venezuela. Seguro que con una buena promoción podríamos lograr que equipos de las mayores acudan a Panamá a realizar partidos de prácticas primaverales.

Muchos serían los ganadores.

AFICIONADO AL DEPORTE; POLÍTICO Y ABOGADO.

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