• 08/11/2013 01:00

‘Les mando un beso...’

El ‘mandado’ es para 4 mujeres, calificadas como ‘despechadas’ por el empleado al frente del gobierno de turno en este país... Bueno, co...

El ‘mandado’ es para 4 mujeres, calificadas como ‘despechadas’ por el empleado al frente del gobierno de turno en este país... Bueno, cosas oiremos y veremos Sancho... frase al margen del Quijote a la que recurro, ‘a falta de pan...’.

Poniendo entre paréntesis la historia individual de las 4... (cifra mágica en el lenguaje de nuestro empleado), se trata de profesionales, esposas, madres... mujeres... calificadas con una de las atormentadas situaciones conflictuales del psicoanálisis de pura cepa freudiano y retomado por Catherine Clément (1979), filósofa y psicoanalista francesa, de donde arranca el tecnicismo aplicado a la frase tuiteada y que a continuación apenas me permitiré esbozar, dada la naturaleza de este escrito.

Catherine Clément entra en el personaje central de la Opera de Mozart, Don Giovanni... el equivalente, si se pudiera decir del Don Juan de la tradición teatral española..: mentiroso, seductor, imagen del padre castrador y violador, miedoso de su oculta homosexualidad, —aún cuando CC especifica que únicamente dirán su homosexualidad, aquellos que ignoran la bisexualidad— además de fanfarrón... Don Giovanni, el cobarde seductor, necesita un cómplice, un asistente de prensa, en el lenguaje de hoy, su sirviente, Leporelo, su alma condenada, su juguetito.

En la Opera de Mozart son tres las mujeres ‘despechadas’ a las que habría que sumarle las otras mil... contadas por Leporelo, cifra bien deletreada en el canto... No se le escapa a Catherine Clément la mentira evidente que encierra aquel trofeo: ‘mille et tre’... las tres agregadas refuerzan la mentira que sudan y respiran ambos... Miente Don Giovanni, como respira: a Dios, a todo el mundo y en primer lugar a las mujeres, sus víctimas. Y no precisamente por odiarlas... al contrario, les teme, las envidia, desea su inteligencia y poder.

La fineza del análisis que comentamos nos lleva a un terreno escabroso. Don Giovanni, ‘más allá de la mítica diferencia de sexos, va a entrar él solito, y a través de una muy sutil elipse, en el mundo de las complicidades femeninas’: resulta que el despechado es precisamente y en primer lugar, él. Tanto como en la Opera de Mozart o en el universo freudiano, se mete de cabeza en el universo de la histeria y aquí se hará uno con sus ‘mille et tre’ víctimas.

Irá más lejos CC, cuando afirma que la homosexualidad de Don Giovanni ‘es casi insignificante, al lado del poderío y la fuerza que sumará la de las tres ‘despechadas’ empujadas a convertirse en fervorosas cristianas para tomar venganza’...

La hipótesis de CC habla de un Don Giovanni, vaciado de su propia alma (hasta se dormiría en las misas), bajo la aparente capa del burlón y fanfarrón ‘maravilloso y sublime’, que se presentará ante su ‘público’... paradoja del eterno comediante y bufón. ‘Un fantasma de hombre, una mascarada tan perfecta y cuidado que mucho más refinada que la usada por las sopranos y altos en el canto operático mozartiano’...

En la Opera de Mozart, se juntarán las histerias de ambos sexos... no estará lejos de Orfeo, se atreve a afirmar CC, despedazado por las bacantes para arrancarle el secreto de su poder, trampa en donde ambos sexos se enredan por el deseo que los atrae unos a los otros...

Sabemos el final de Don Giovanni en la Opera de Mozart, un hombre hecho migajas, histérico, roto, poseedor de una verdad ‘masculina, enterrada por tantos siglos de falocracia...’.

Entonces amigas, el beso, como espero haber mostrado, ¡ni siquiera era para las 4!

FILÓSOFA.

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