• 16/11/2013 01:00

¿Cuántos llegarán?

La política es un mar embravecido, donde los capitanes más valiente logran llegar a puerto seguro, pero no sin antes sortear tempestades...

La política es un mar embravecido, donde los capitanes más valiente logran llegar a puerto seguro, pero no sin antes sortear tempestades y huracanes. Para lo cual se requiere de un navío fuerte, con tripulaciones valientes y dispuestos a enfrentar los vientos y tornados, que en política viene siendo los intereses particulares, el juegavivo y sobre todo evitar a aquellos que desde el poder económico pretenden imponer candidaturas.

En la actualidad tenemos tres navíos definidos navegando, entre mares de conspiración y traición, todos en la búsqueda del puerto que representa las próximas elecciones de mayo del 2014. De aquí a allá, posiblemente se unan algunos más pequeños con menor fuerza.

Primero tenemos al PRD con un abanderado, que si lo miramos por su insistencia, ha logrado escalar políticamente alto, con periodos en la Alcaldía repetidos, haya o no haya hecho algo según sus detractores, lo logró. Asimismo, viene de sufrir traiciones internas y golpes bajos de los denominados fundadores, que no aceptan que no haya nacido en cuna PRD, sino que haya sido adoptado políticamente. Nadie olvida la cruenta batalla de sus primarias en contra de la Ing. Balbina Herrera, donde hay heridas, que si bien pueden mostrarse sanadas, la verdad es que siguen vivas. Su error, apartar a la gente leal de más de 10 años, por nuevos actores sin experiencia en su campaña.

El Panameñismo/Arnulfismo, que viene lleno de historias de traiciones, históricamente entre golpes, divisiones y robo de partidos, ha sobrevivido más de medio siglo siendo el páter familias de la política. Su posición se ha visto minada por discordias de vieja data y por su salida forzada de la alianza de gobierno, lo cual los deja con una posición difícil, al tener que criticar al gobierno del cual fue parte y ahora presentar ofertas que no se hicieron en su tiempo. Con un candidato fuerte, bien visto por sectores de la sociedad por la verticalidad del discurso, al rechazar a los empresarios amigos de la silla presidencial. Se abre paso entre los demás, aun cuando las encuestas no lo acuerpan del todo y mantiene una lucha por mantener la unidad del colectivo, frente a los golpes certeros que le hace la expresidenta Moscoso, que no benefician al partido del caudillo de Arco Iris.

Por último, tenemos a José Domingo, que, para muchos que lo conocen, le cayó como sorpresa esta misión de capitanear el barco del gobierno, pues en su bitácora de vida no estaba previsto o, por lo menos, a estas alturas de su vida. Amparado por las grandes obras del gobierno y envuelto en una coraza que el presidente ha puesto sobre él, al ser él quien recibe las críticas, mientras el candidato sigue navegando lejos de huracanes. Si bien parece que todo lo beneficia, no se puede escapar de que el cambio no ha llegado a todos los rincones del país, concentrándose más en la capital. Tiene en sí una misión difícil de superar, que es la sombra del presidente que sobre él se posa, y que sigue siendo el referencial del Partido Cambio Democrático. Pues aún, a escasos seis meses de las elecciones, ha logrado lo que otros ex presidente no han hecho, que es mantener la lealtad del equipo frente al normal emigrar hacia el candidato.

Hay candidatos independientes, que la verdad no lo son tanto, pues acarician formar parte de alguna fórmula que se postule por la oposición; salvo el Prof. Juan Jované, ninguno tiene un interés real de llegar a la Presidencia y poner su plan de trabajo al escrutinio público. Con relación al FAD, vamos a esperar su candidato, casi cantado, para analizarlos, pero por simple lógica ideológica morirán con las botas puestas. ¿Cuántos capitanes de los que están ahora llegarán? Esperemos un mes más y ahí sabremos cuántos buques saldrán a alta mar.

Así veo las cosas y así las cuento.

ABOGADO.

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