• 28/01/2014 01:00

Te fuiste sin despedirte Teresa

Te fuiste sin despedirte Teresa este fin de año rodeada de tus hijos, nueras, nietos y Jimmy, tu querido esposo. Fuiste mi mejor amiga, ...

Te fuiste sin despedirte Teresa este fin de año rodeada de tus hijos, nueras, nietos y Jimmy, tu querido esposo. Fuiste mi mejor amiga, nos conocimos en el 60, yo recién llegada a la Universidad de Salamanca y tú ya estabas en tercer año. Rápidamente hubo química entre nosotras, me encantaba escuchar tus discusiones diarias con la Srta. Castrillo, ella defendiendo su espiritualidad y tú el racionalismo.

Nuestra amistad comenzó en realidad una noche que coincidimos, yo haciendo una lista de los libros colocados en las vitrinas de cristal bajo llave, de la biblioteca del Colegio Mayor de las Teresianas, eran los libros prohibidos y tú llegaste con una llave y tranquilamente sacaste uno de Pío Baroja, las dos nos echamos a reír y a tratar de entender por qué no nos era permitido leer a ciertos autores, García Lorca, Unamuno, Pío Baroja, y muchos más que ahora no recuerdo.

La llave la habías conseguido fácilmente con la Srta. Castrillo, bajo pena de expulsión por parte de ella por desobediencia y nosotras por indisciplina, a partir de ese día todas las noches después de la aburrida cena oyendo la lectura de Las Moradas de Santa Teresa, nos íbamos a la biblioteca a compartir nuestro secreto de lecturas prohibidas durante dos o tres horas, que luego comentábamos con otras compañeras, que, por supuesto, nunca les dijimos cómo teníamos acceso a semejantes pensadores tan liberales para esa época.

Tuve la suerte de no equivocarme cuando te presenté a mi gran amigo y compañero de curso Jimmy Harris, hubo amor a primera vista, siempre fuiste alegre, generosa, comunicativa, valiente, progresista, transparente, llena de energía, te gustaba la gente, la parte humana de cada uno y Jimmy vio todo eso en ti.

Llegamos a Panamá en el año 65 con muy poca diferencia de días y aquí nacieron tus tres hijos Santiago, Ricardo y Jorge. Tus hijos fueron como mis hijos y mis hijos como tuyos. Éramos una familia y tenía tanta confianza en ti que tú tenías los pasaportes de Marta, Natalia y Aris José, por si había que sacarlos del país en los momentos más críticos de la política panameña.

Solo te vi una vez triste y fue cuando Jimmy se fue a Chile a estudiar su maestría. Nos veíamos todos los días, nunca te quejaste, pero yo sabía cuánto lo extrañabas. Trabajaste en las Esclavas y en el San Agustín, te apasionaba enseñar, pero sobre todo comunicarte. Recordabas a muchos de tus alumnos, especialmente a Julio Escobar, brillante como alumno y como persona, hablábamos de él con frecuencia en nuestros encuentros en España.

Cuando Jimmy y tú marcharon a Inglaterra como embajadores, mi hija Marta, que estudiaba en Marymount, pasaba todos los fines de semana con vosotros, no hubo mejores tutores ni mejor representación en su graduación, coincidió con el problema de las Malvinas y consideramos que no era apropiado nuestro viaje en ese momento a Inglaterra.

Cómo te voy a extrañar Teresa. Cuando viajaba a España, mi primera llamada era para ti, me ponías al día en libros y lecturas que te resultaban interesantes. Por ti he leído a Stefan Zweig, Paul Auster, Irene Nemirovsky, Hubert Reeves, Philippe Claudel, Virgil Gheorghiu, etc.

Cuando te llamé el 23 de diciembre pasado, estabas muy ocupada, pues acababan de llegar Santiago y Ricardo con su familia a pasar las fiestas navideñas. Quedé en llamarte a principios de año, cuando ya pasaran estas fechas. Cuál no sería mi sorpresa cuando me avisaron que te habías ido, en silencio. No podía imaginar que estabas tan enferma, si nunca te quejaste, eras todo salud y energía. Te fuiste sin despedirte Teresa... ¡Cómo te voy a extrañar!

EX PROFESORA DE MATEMÁTICAS Y EX PRIMERA DAMA.

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