• 07/03/2014 01:00

De uso racional de medicamentos y otros temas

La Organización Mundial de la Salud define la práctica del uso racional de medicamentos así: ‘Los pacientes reciben la medicación adecua...

La Organización Mundial de la Salud define la práctica del uso racional de medicamentos así: ‘Los pacientes reciben la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un período de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad’. (OMS, 1985).

Esta es una política que los prescriptores de medicamentos debemos practicar cada día, alejándonos de cualquier conflicto de intereses, al igual que las instituciones dedicadas a la salud y la enfermedad.

En sociedades como la nuestra, en donde el paciente recibe los medicamentos a través de la Caja de Seguro Social o el Ministerio de Salud, no se está exento de adquirirlos a través de gastos de su propio bolsillo, sobre todo por persistentes situaciones en donde los mismos no están a la disponibilidad oportuna en ambas instituciones.

En algunos países este gasto puede alcanzar hasta el 40 % - 60 % de un salario, donde los medicamentos son parte importante del presupuesto del ciudadano. En nuestro país, por los comentarios de nuestros pacientes, el mismo debe andar por cifras preocupantes. Sobre todo en pensionados, jubilados y en los niños dependientes de sus padres. ¿Qué decir de quienes no tienen cobertura social?

Dejando a un lado la solución que cada institución dé a dicho problema, los prescriptores, mayormente médicos, debemos coadyuvar a que ese gasto sea menor, siempre bajo la condición de dar un medicamento eficaz, de calidad, seguro y de mejor precio.

Las empresas extranjeras de varias naciones americanas, europeas y de otros continentes hacen esfuerzos en ocasiones para disminuir esos costos bajo figuras de ofertas que mitigan en algo ese gasto, pero que en una forma u otra hacen dependiente a ese usuario del producto promocionado y que quizás no sea el de mejor precio para él. Somos conscientes del problema económico de muchos panameños y entendemos el mercadeo.

En nuestro país tenemos fábricas de medicamentos que cumplen con normas de buena manufactura. Es decir, la eficacia y seguridad del producto están garantizadas a través de procesos muy cuidadosos, apegados al control de calidad en todas sus fases.

Hace más de 25 años conocí una de estas empresas acreditada internacionalmente con sede camino a Colón y de capital panameño. Confirmé recientemente ese esfuerzo industrial del que fui testigo hace años. Más fortalecidos. Iniciaron con unos 10 productos y hoy ya alcanzan cifras cercanas a 70. Producen medicinas para muchas enfermedades crónicas: hipertensión, diabetes, dislipidemias (aumentos de colesterol y triglicéridos), osteoporosis, ansiedad, trastornos del sueño, infecciones, manejo del dolor. etc. Una opción para disminuir ese gasto de bolsillo es tener la plena confianza del medicamento elaborado en Panamá con materias primas de calidad y que mantengan precios muy competitivos.

Nosotros los prescriptores aportamos con el ejercicio cotidiano de practicar la política del uso racional de medicamentos y nuestros pacientes con fe en lo nuestro. Es nuestro libre albedrío decidir. Solo trato de educar y orientar. Sepamos elegir sabiamente médicos y pacientes.

Dedicó este modesto aporte a la educación para la salud al colega y amigo DR. ERIC PINILLA, médico intensivista (hoy retirado), quien con su ejercicio ejemplar y abnegado salvó muchas vidas en la Unidad de Cuidados Intensivos del Complejo Hospitalario Metropolitano y formador de una pléyade de colegas en esa especialidad.

‘NO EXISTE NINGÚN CONFLICTO DE INTERESES’.

*MÉDICO INTERNISTA.

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