Hacernos cargo de nuestra vida

Actualizado
  • 06/02/2022 00:00
Creado
  • 06/02/2022 00:00
Tener un sentido de responsabilidad significa hacernos cargo de nuestra vida, de cómo nos sentimos, cómo pensamos, y de cómo actuamos
Hacernos cargo de nuestra vida

El éxito es algo que la mayoría de nosotros desea alcanzar. Aunque la palabra éxito tiene diferentes connotaciones, suele asociarse a los logros, ya sea a nivel personal, profesional, o ambos.

Personalmente, considero que el éxito es una sinergia entre todos los aspectos de la vida, y un sentimiento de satisfacción en el lugar donde estamos, mientras nos esforzamos estratégicamente por alcanzar nuestras metas y llegar a donde nos hemos propuesto llegar. En otras palabras, para mí el éxito es una experiencia cotidiana, no un destino final en sí mismo. Sin embargo, independientemente de su definición, algo en lo que todos podemos coincidir es, que, para tener éxito en cualquier aspecto de la vida, el esfuerzo es innegociable, y aunque no siempre es proporcional al resultado, es un ingrediente esencial y indivisible para cualquier logro.

Entonces, ¿por dónde inicia el camino hacia los logros? -Por un sentido de responsabilidad o lo que llamamos en inglés “Accountability”.

Tener un sentido de responsabilidad significa hacernos cargo de nuestra vida, de cómo nos sentimos, cómo pensamos, y de cómo actuamos. Entrar de lleno en el rol de nuestro YO adulto, y adueñarnos de todo lo que somos, lo que hacemos, de nuestras decisiones o de la falta de ellas, y hacernos cargo de las consecuencias.

“Accountability” significa la cruda realización de que, si no estamos dirigiendo nuestras vidas estratégicamente en una dirección o hacia una meta especifica, estaremos simplemente a la deriva en un abismo de coincidencias y puras casualidades.

Aquí está el insight. El esfuerzo se manifiesta en acciones deliberadas, que requieren de libre albedrío y motivación, que implementamos para lograr una realidad mejor para nosotros o los demás. Un aspecto importante de nuestra psique que obstaculiza entender el poder de la responsabilidad y, por tanto, disminuye la disposición a invertir un esfuerzo y actuar, es la negación.

Como se describe en el blog de La Psicología Actual, "La negación es un mecanismo de defensa en el que un individuo se niega a reconocer o admitir hechos o experiencias objetivas. Es un proceso inconsciente que sirve para proteger a la persona del malestar o la ansiedad".

Al negarnos a reconocer o admitir partes de nosotros que necesitan cambiar, o situaciones de la vida que ya no nos sirven, no tendríamos las ganas de pasar a la acción. Por lo tanto, una parte fundamental de asumir la responsabilidad es la aceptación: aceptar las cosas tal y como son, lo que fomenta el deseo y el impulso de generar cambios.

Es en ese punto de reconocimiento donde el coaching cobra relevancia. Los clientes suelen llegar al punto de favorecer al cambio, pero sin una ruta clara de como lograrlo.

Una concepción común es que los coaches tienen guías trazadas para todos los problemas que enfrentan sus clientes. Esto es totalmente erróneo. Un coach bien formado sabe que cada cliente tiene necesidades diferentes y capacidades distintas, y, sobre todo, una historia de vida diferente y, por ende, no hay un solo camino que encaja en la vida de todos. Además, un coach profesional jamás da consejos, ya que esta consciente de que dar consejos suele basarse en la percepción y los valores personales, y éstos pueden estar sesgados. Lo que hace un verdadero coach es detectar las áreas de cambio y las creencias limitantes que obstaculizan el crecimiento del cliente, y luego, a través de herramientas como las conversaciones poderosas y preguntas desafiantes, saca al cliente fuera de su zona de confort y le ayuda a ver y explorar todas las posibilidades en su vida.

Sin embargo, nada de esto es posible sin un sentido de responsabilidad de quienes buscan estos procesos, ya que el coach es un catalizador y facilitador de cambios, cambios que sólo pueden materializarse a través de la libre elección y el esfuerzo del cliente, y sobre todo la capacidad de imaginar un futuro mejor y la propiedad para hacerlo realidad.

La autora es coach organizacional y de vida, y miembro de ICF
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