El viento panameño pregunta: ¿dónde está mi bandera?

Actualizado
  • 11/09/2010 02:00
Creado
  • 11/09/2010 02:00
Recepción gloriosa en Panamá’. Así valoró Edmundo Olivares la visita del poeta a nuestro Istmo en su libro Pablo Neruda: los caminos de ...

Recepción gloriosa en Panamá’. Así valoró Edmundo Olivares la visita del poeta a nuestro Istmo en su libro Pablo Neruda: los caminos de América.

Él acopió material de entrevistas, diarios, y otras fuentes para describir el peregrinaje de Neruda por América y de allí entresacamos un pequeño pasaje acerca de su casual llegada a Panamá: ‘Un itinerario que se ha modificado a última hora, puesto que ha decidido no hacer escala en Guayaquil, Ecuador, debido a razones ideológicas. La primera detención se produce en Panamá, en donde es recibido con grandes muestras de afecto, ofrece conferencias y es festejado por partidarios y simpatizantes, al tiempo que procura interiorizarse de todos esos aspectos que le interesa conocer respecto de Panamá. Vida. Gente. Literatura. Y en especial ¿qué piensan sus amigos panameños de la situación política local? ¿del panorama internacional? Son apenas unos pocos días, pero llenos de actividad, y sin ninguna nota discordante’.Rodrigo Miró nos legó un artículo en el que reseña el paso de ‘Pablo Neruda en Panamá’. Dice Miró que ‘Pagando tributo a la geografía, Pablo Neruda pasó por Panamá en el mes de septiembre de 1943, luego de desempeñar por varios años el cargo de cónsul General de Chile en la ciudad de México. Huésped de honor de la Sociedad Española de Beneficencia ofrecerá esta noche, viernes 3, —dicen mis apuntes— una conferencia en el Paraninfo de la Universidad que intitula ‘Alrededor de mi poesía’. Para el acto no hay invitaciones especiales. Neruda será presentado por Diógenes de la Rosa. Neruda llegó en compañía de su esposa, doña Delia del Carril de Reyes. Se hospedan en el Hotel Central, donde un número de admiradores los visitaron ayer mismo, entre ellos José A. Menéndez, presidente de la Sociedad Española de Beneficencia, Diógenes de la Rosa, secretario del Ayuntamiento, el poeta Eduardo Ritter Aislán, la licenciada Clara González, el periodista español A. Rodríguez Barbeito, don Enrique Núñez Díaz, don José Antonio Sierra, don Gerardo Garrido, don Sabino González y varias otras personas. Esta noche, luego del acto académico, Neruda será agasajado por la Sociedad Española de Beneficencia y el Comité de Ayuda a Rusia, de esta ciudad, con un banquete que se servirá en el Jardín Balboa, al cual asistirán todos los republicanos españoles. Hará uso de la palabra en nombre de la Beneficencia Española el Dr. Juan María Aguilar y habrá un orador por parte del Comité de Ayuda a Rusia. Según lo programado, anoche se ofreció en la Universidad la conferencia anunciada por el poeta Neruda en torno a su poesía. El Aula Máxima de nuestro primer centro cultural se encontraba colmada de un selecto público, entre el cual figuraban visibles elementos intelectuales de la capital. El poeta abordó con maestría y profundidad su tema y mantuvo al auditorio suspenso entre las emociones del arte más exquisito. Neruda en su prosa estuvo a la altura de Neruda poeta. Tras su disertación, que fue un magnífico estudio en que campeaba sobre todo lo objetivo, mereció con toda justicia los más entusiastas aplausos. El poeta Neruda fue presentando a la concurrencia por el Dr. Octavio Méndez, rector de la Universidad Nacional, quien hizo un cálido elogio de la personalidad y la obra del gran cantor americano: ‘En la poética de nuestro tiempo, Neruda ocupa una posición señera, personalísima, en cuanto a su expresión y los motivos que la agitan. Neruda es todo lo contrario del hombre recluido en sí mismo. Intérprete de su hora, de las penas, las esperanzas, las luchas de su tiempo, Neruda penetra hasta lo más hondo del drama de nuestra época, buscando la expresión más adecuada de todo el oleaje de emociones, presentimientos, ansias, frustraciones, anhelos que subyacen bajo las apariencias de nuestro contorno’. (…) De la visita que nos hizo Neruda entonces nos quedó un inapreciable testimonio. La noche del viernes 5 de septiembre de 1943 el poeta estuvo en casa en una reunión familiar. Sabiendo de su gran admiración por Quevedo, le tocamos el tema, y por su iniciativa nos hizo el regalo de leernos unos cuantos textos del gran D. Francisco.

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