El voto de la juventud

Actualizado
  • 02/02/2019 01:00
Creado
  • 02/02/2019 01:00
En pleno clima electoral de 2004, el Dr. Carlos Iván Zúñiga ‘El Patriota' instó a los jóvenes a votar por quienes garanticen el desarrollo de la democracia, de las libertades públicas y de los valores humanos, y sin el peligro del retorno a prácticas totalitarias. 

En algunos sectores se viene promocionando el voto de la juventud como diferente al voto del resto de los ciudadanos. Idéntico esfuerzo se hace con relación al voto de la mujer. Lo que se pretende es sectorizar la masa electoral y darle al voto un contenido distinto al que realmente posee.

‘En el mundo moderno la mejor arma para lograr el desarrollo en paz es el conocimiento. Japón es una potencia mundial porque en vez de grandes ejércitos tiene el dominio de conocimiento'.

El voto es para llevar a la Presidencia de la República al candidato más capaz. No es para llevar al más joven. Ese no es el objetivo primordial del sufragio. El sexo o la edad no es lo que debe motivar el voto, porque si así fuere, el votante correría el riesgo de elegir a un joven incapaz y, además, se causaría una lesión a la democracia porque esta descansa en un todo integral plausible —pueblo— y no en un fraccionamiento electoral egoísta.

Lo que deben reclamar la juventud y la mujer es una mayor participación en la vida pública y lo que deben hacer, asimismo, es estudiar el papel asignado por los respectivos planes y programas de gobierno. En cuanto a las mujeres, por ejemplo, el nuevo presidente de Gobierno español, Rodríguez Zapatero, prometió formar un gabinete con una presencia paritaria de hombres y mujeres idóneos. Ha designado en el gabinete a ocho mujeres y a ocho hombres todos de gran trayectoria en el campo de la inteligencia. Y sin precedentes en la historia de España, la primera vicepresidenta, nombrada por Zapatero, es una mujer que brilla no por ser mujer, sino por ser eficiente.

De allí que nominar a alguien ministro, vicepresidente o elegir a un presidente porque es joven, resulta una insensatez, y mayor sería si el joven panameño vota en bloque, como atrincherado en un coto inexpugnable, por un candidato porque es joven sin reparar en sus cualidades de gobernante, en su idoneidad y probidad.

Debo decir que la táctica de seducir a los jóvenes para que se desarraiguen políticamente del resto de los ciudadanos es de vieja data. En el Perú, a principios del siglo pasado, un teórico de gran talento, González Prada, acuñó una frase relativamente espeluznante y precursora de la Ley de Faúndes: ‘¡Los viejos al panteón y los jóvenes a la acción! Pero tal vez lo dijo no para despreciar a los viejos, sino para estimular la intervención de los jóvenes en los deberes sociales.

No muy lejos de la proclama del peruano estuvo la generación del 44, en Panamá, al fundar el Frente Patriótico de la Juventud que rápidamente quedó convertido en Frente Patriótico, a secas, porque el divino tesoro ni imperaba en sus huestes ni la discriminación resultaba justa y útil.

La tesis adicional de algunos que apunta a la solidaridad de los votantes con los candidatos que se aficionan por sus mismas predilecciones, es políticamente desatinada. Si el candidato es cantante, dicen, todos los amigos del canto deben respaldarlo, lo cual es una manifestación de estulticia colosal.

Las mismas críticas se harían si el candidato fuera boxeador o abogado. Si ese cantante es, además, un ser humano con aptitudes para gobernar, entonces se le debería apoyar por esas aptitudes, pero no por las propias del cantante. Igual debe ocurrir con los jóvenes. Los jóvenes deben dar su respaldo al candidato con visión de país, con formación académica y con probidad.

Hay otras circunstancias que determinan la dirección del voto. En 1984, debido a la veda electoral de 16 largos años impuesta por la dictadura militar, votaron por primera vez los ciudadanos menores de 35 años y no votaron ni por los jóvenes ni por los viejos, sino por los candidatos que buscaban la resurrección de la democracia, crucificada en 1968.

Es lo que debe ocurrir en el 2004, votar por quienes garantizan el desarrollo de la democracia, de las libertades públicas y de los valores humanos, y sin el peligro del retorno a prácticas totalitarias. Es decir, que la representatividad de los principios democráticos, y no las edades, condicione el voto.

FICHA

Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:

Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia.

Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé.

Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, Ciudad de Panamá.

Ocupación: Abogado, periodista, docente y político

Creencias religiosas: Católico

Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga

Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el Acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden de Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

Se debe tener presente que durante la veda electoral no hubo votos ni para jóvenes, viejos o capaces, el voto lo monopolizaba el jefe de la fuerza pública de turno, a su placer, sin campañas electorales. Bastaba la voluntad de los cuarteles, y los beneficiarios de entonces es posible que se encuentren al acecho para repetir sus hazañas.

Estos son los peligros que deben ser conjurados con el voto del joven para que no sufra lo que sufrieron sus padres. No debe olvidarse la naturaleza espiritual de la juventud como ser identificado con los discursos rebeldes y reivindicadores, divorciado de toda complicidad con el pasado tenebroso y ejemplar arquitecto de su propio destino. Su voto, por tanto, ni lo sazona el cálculo ni lo pervierte el oportunismo.

En el mundo moderno la mejor arma para lograr el desarrollo en paz es el conocimiento. Japón es una potencia mundial porque en vez de grandes ejércitos tiene el dominio de conocimiento. En el Panamá nuestro, luego casi de 70 años de Universidad continuada, la política debe responder a las bondades del talento, a las iniciativas y perspectivas del conocimiento.

El hombre y la mujer jóvenes deben definir su voto valorando previamente las ideas expuestas por el candidato y definiéndose por el que tiene, según recomendaba Bolívar, moral y luces. Actuar de otra forma constituiría un fracaso del hogar y de la escuela.

La moral y las luces no son patrimonio ni de un sexo ni de la edad joven, madura o vieja; es patrimonio, según su comportamiento, del ser como tal y del ser cultivado, y todo votante debe apoyar al candidato que sea culto y que sea honesto.

El lema del siglo XXI en materia política debe ser: ‘¡El conocimiento al poder! ‘, pero que sea el conocimiento con probidad. He aquí la regla de oro para elegir sin equivocaciones a un Presidente de la República.

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