El enigma de Van Gogh

Actualizado
  • 06/05/2009 02:00
Creado
  • 06/05/2009 02:00
PANAMÁ. En lo que constituye uno de los episodios más trágicos y conocidos de la historia del arte, en el año de 1888, el pintor Vincen...

PANAMÁ. En lo que constituye uno de los episodios más trágicos y conocidos de la historia del arte, en el año de 1888, el pintor Vincent van Gogh se cortó la oreja con una cuchilla después de una riña que tuvo lugar afuera de un burdel en la ciudad de Arles, Francia.

Cuenta la leyenda que posteriormente el inestable artista holandés envolvió la oreja en una tela y se la entregó a una prostituta de nombre Raquel. Actualmente, esta versión es cuestionada por una nueva publicación de los académicos alemanes Hans Kaufmann y Rita Wildegans.

La obra, intitulada “La oreja de Van Gogh: Paul Gaugin y el pacto de silencio” es el producto de 10 años de investigación, en el transcurso de los cuales se han cotejado declaraciones de testigos así como la correspondencia entre Van Gogh y Paul Gaugin, protagonistas de la trifulca acaecida en el burdel.

De acuerdo con los autores, la reyerta culminó cuando Gaugin, quien además de pintor al parecer era un excelente espadachín, le cortó una oreja a su amigo de su sablazo.

Kaufmann subrayó que no estaba claro si el incidente se debió a un accidente o si fue sencillamente un intento deliberado para herir a Van Gogh.

La obra concluye que después del incidente los dos hombres acordaron contarle a la policía que la historia de la autoflagelación era falsa, con el propósito de proteger a Gaugin. Kaufmann añade que la versión que tradicionalmente se conoce de los eventos está basada en evidencia improbable y contradictoria, y que no existe ninguna declaración independiente de los testigos. “Gaugin no estaba presente en la supuesta automutilación”, comentó al periódico Figaro en Francia.

“En lo que a Van Gogh respecta, él nunca llegó a confirmar nada. Su comportamiento posterior y varios señalamientos de los protagonistas indican que estaban escondiendo la verdad”.

Poco después, Gaugin se trasladó a Tahití, donde pintó algunas de sus obras más famosas. Van Gogh falleció en 1890 al mejor estilo de los héroes románticos: disparándose en el pecho.

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