Una película hecha en Paraguay

Ya pasó por festivales y se estrenó en los cines de su país hace dos años, pero en los últimos meses la película paraguaya 7 cajas explotó en las redes sociales y se viralizó como nunca; y las buenas críticas, acompañadas del boca en boca, la están convirtiendo en un fenómeno de culto.

No se trata, sin embargo, sólo de una película para cinéfilo. Se trata, en todo caso, de la película más vista de su país. Y aunque esto no diga mucho, porque Paraguay no cuenta con más de 30 títulos propios en toda su historia, no es un dato menor que en los ocho meses que estuvo en las carteleras paraguayas, vendió más entradas que el Titanic de James Cameron.

Fue de a poco, sin embargo, que la película fue demostrando fuera de Paraguay que tiene todo lo que un thriller necesita. Además de un filme hecho con pasión, tiene una incuestionable destreza técnica, un guión inteligente e ingenioso, un elenco creíble y homogéneo y una muy fotografía que su presupuesto no termina de explicar.

El aprovechamiento de los espacios es también un gran logro de esta ópera prima de los directores Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori. 7 cajas se desarrolla de principio a fin en el Mercado 4 de Asunción, un gigantesco mercado de ocho manzanas en el que conviven alrededor de 500 personas y cada día circulan alrededor de dos mil.

El acotado presupuesto los obligó a convertir al mercado en su propio estudio y filmar entre la gente curioseando los equipos. Por eso, tuvieron la idea de alquilar uno de los locales del lugar para pasar desapercibidos y poder hacer su trabajo. De a poco se convirtieron en pares, y mientras algunos vendían televisores y otros verduras, ellos filmaron su película.

Éste es sólo un ejemplo que ilustra uno de los puntos más interesantes de 7 cajas : crear una película con espíritu local y demostrar que, con creatividad y talento, el buen cine puede hacerse también sin un presupuesto gigantesco.

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