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‘Murales en mi barrio’ transformación social en la obra de Jorge Jaramillo






- 03/06/2025 01:00
El sueño del artista es seguir desarrollando “Murales en mi barrio” y llegar a comunidades de todo el país
Desde que Jorge Jaramillo era un niño sintió el “llamado” que para él sienten las personas que se dedican al arte. Narra a este medio que sintió una “inquietud, una curiosidad”, que lo llevó a entrar en contacto con los muralistas de la Revolución mexicana a través de libros y revistas.
Actualmente es diseñador gráfico, “así que mi trabajo principal es hacer logotipos y material gráfico para clientes, pues no es fácil vivir solo del muralismo, pero se intenta”. Destaca el artista que lo más importante es que lo hace en contacto directo con la comunidad.
Jaramillo es el encargado de un mural en el Mercado Municipal de Alcalde Díaz. Además, tiene un proyecto llamado “Murales en mi barrio”. Una idea que, a pesar de haberla tenido rondando en la cabeza por mucho tiempo, se formalizó en 2019, justo antes de la pandemia.
“Surgió en la universidad, conversando con un grupo de amigos. Formamos una agrupación que se llamó Fundación Grafito y de ahí salió nuestro primer proyecto: el Mural del Centenario, en 2003. Luego, por trabajo, fondos y otros compromisos, paré un poco. Pero en 2018 me invitaron a participar en un proyecto que consistía en hacer 26 murales en distintos corregimientos de la ciudad. Eso me reactivó la chispa y desde entonces no he parado”.
De acuerdo con Jaramillo, dependiendo de la comunidad, las personas cuidan y protegen los murales. “En algunos casos me han enviado fotos de actividades que se hacen alrededor de ellos. Una vez me contaron que una comunidad mexicana visitó una de las áreas y se tomó fotos junto al mural. Incluso, hace poco una chica que está haciendo una tesis sobre desarrollo cultural en el barrio de Santa Ana me contactó porque le encantó un mural que hice allí. Me pidió participar en su investigación”.
Para el artista, los murales son un arte “vivible y realizable”. Con ellos busca “que las personas, al caminar por su barrio, vean arte. Por ejemplo, en el mercado del Alcalde Díaz, al entrar, ya te encuentras con un mural. Eso genera emoción. A veces positiva, a veces negativa, pero lo importante es que genera algo. Aunque mi intención siempre es que provoque cosas positivas y alegría”.
El sueño de Jaramillo es seguir desarrollando “Murales en mi barrio” y llegar a comunidades de todo el país. “Me interesa mucho trabajar directamente en barrios porque, dentro de la filosofía del muralismo, muchos de los grandes muralistas decían que el arte no era solo para las élites, para las galerías o los museos, sino que debía formar parte del crecimiento integral de las comunidades. Para que eso suceda, el arte tiene que estar inmerso en ellas”.
Jaramillo asegura que siguió su impulso de seguir dibujando desde niño. Para él todos los niños dibujan, a todos les gusta rayar, pero con el tiempo algunos se desvían hacia otras cosas. Confiesa además que su mente “siempre ha sido más visual que escrita, así que más que leer, yo veía las imágenes. Y cuando vi esos murales por primera vez pensé: ‘¡Wow! ¿Eso se puede hacer?’”.
Cuenta que en su niñez, en los años 80, “no veía a nadie pintando murales en la calle. Cuando veías a uno, estaba en lugares como el Salón Amarillo del Palacio de las Garzas o en el edificio de la Administración del Canal. Eso te hacía pensar que era algo inalcanzable, algo que sólo hacían unos pocos. Pero cuando me di cuenta de que uno podía hacerlo simplemente si se decidía, mi corazón se volcó hacia ese camino”.
Recuerda que había una época en la que los periódicos traían suplementos que hablaban de arte. También que su madre es de Guadalajara, Jalisco, así que por medio de las asociaciones mexicanas en Panamá tuvo ese vínculo con la cultura mexicana. Eso le despertó el interés y siguió investigando. “Incluso, cuando visité México siendo joven, tuve la oportunidad de ir a la casa de Frida Kahlo. Ver todo eso de primera mano me marcó”.
Estudió diseño gráfico en la Universidad de Panamá, pero también tomó cursos de dibujo y pintura en escuelas como Ganexa y el DEXA (Departamento de Expresiones Artísticas de la Universidad de Panamá).
“También pinto sobre bastidor. Una anécdota interesante: cuando estaba en la universidad tuve un accidente y me fracturé un hueso. Como diversión, pinté el yeso. Una persona de la Embajada de Portugal lo vio, le gustó y terminó llevándose dos cuadros míos a una bienal. ¡Imagínese! Eso fue en 2002. El arte se puede expresar de mil maneras, y yo las disfruto todas”.