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- 22/01/2015 01:00
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Es la una de la tarde. El sol arrecia en el puerto Julián, en Chame, y la brisa característica de sus costas resfresca el mediodía y esparce a distancia un intenso olor a mangle quemado. El aire puro de sus humedales todavía logra apaciguar el sofocante calor y alejar el humo penetrante producto de unas de las actividades que allí se realizan: la elaboración del carbón.
‘Pronto, los humedales ya no nos darán ese beneficio, de continuarse con la tala desmedida de los mangles’, lamenta Felipa de Guardia, una anciana de 71 años, que lucha por conservar los humedales de su región para sus futuras generaciones, pues desde hace algunas décadas están siendo presa de las actividades humanas.
‘El humo que produce la quema de manglares para hacer carbón genera un gas tóxico, llamado monóxido de carbono (CO), muy venenoso para la salud humana. Éste diminuye el oxígeno que necesitamos para vivir’, explicó el biólogo mexicano José Luis Andrade. El CO aumenta el dióxido de carbono (CO2) y deteriora el medio ambiente.
El deterioro que están sufriendo los humedales de Chame es evidente. En la entrada del puerto, gran cantidad de basura arrojada en la casi intransitable vía que conduce hasta el puerto Julián da las primeras muestras del detrioro ambiental al que está siendo sometido el humedal, establecido como sitio protegido por la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).
Más de 400 familias dependen de los recursos que ofrece la reserva, tanto de fauna acuática como de la flora, pero muy pocos se preocupan por la conservación de su ecosistema. Solo unos cuantos reforestan las partes que han sido devastadas con los años.
‘Están irrespetando la distancia. Ellos no pueden talar mangles a orillas de los humedales. Tienen que ir más adentro’, advierte Miriam Castillo de Vergara, directora regional de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).
Han establecido un lugar para elaborar el carbón, al que le llaman plana, y está ya casi desierto. No han respetado la servidumbre. Allí, una gran cantidad de madera de mangle rojo, negro, blanco... se mantiene acumulada en los alrededores para ser quemada, mientras otro tanto cubierta entre rumas de tierra terminan de cocinarse para transformarse en el carbón que usamos para hacer nuestro asados.
‘Aquí trabajamos prácticamente las 24 horas del día y la labor depende de los pedidos que tengamos. Así que si hay que hacer carbón, se hace carbón; si hay que buscar madera, salimos en los botes a sustraer la madera; y si hay que salir a pescar también lo hacemos’, explica Caiser Botero, quien tiene 28 años trabajando en el puerto y señala que la tala de manglares se hace con la marea alta mientras que para elaborar el carbón se espera la marea baja.
Ya más adentro del puerto, al entrar por el estero de los humedales, cientos de troncos de mangles permancen todavía en pie, a pesar de la salobridad de las aguas, pues el mangle es una madera muy resistente. tanto así que es usada hasta para construir casas. Pero su uso no está siendo sostenible.
"Muchos carboneros no talan los árboles de mangle como es debido. Y eso es lo que queremos enseñarles en la Asociación Agro-Ecoturística El Espavé de Chame Ebenezer’.
La agrupación busca que los carboneros aprendan a hacer un uso sostenible del mangle, seleccionando para ser talados solo los árboles viejos, enfermos, torcidos o que impidan el crecimiento de los más pequeños, en una parcela de entre 300 a 500 metros ( redondeo y raleo)y también a reforestar, manifestó de Guardia, quien es miembro de la agrupación.
‘Queremos impulsar el desarrollo de actividades agroecoturísticas en donde podamos obtener ingresos, aprovechar la belleza de nuestros paisajes y sus recursos naturales como la gran diversidad de especies que posee la bahía de Chame’, agrega.
Pero esto no será posible de continuarse con estas malas prácticas, reconoce la directora regional de ANAM, sobre todo si a lo largo del canal de Banquillo, para salir a la desembocadura Tres Bocas, se desarrollan otras actividades que amenazan a los humedales como la pesca ilegal y la explotación de arena.
‘Esas prácticas ponen en peligro la finalidad de los manglares, toda vez que son cunas en donde se lleva a cabo la reproducción de la fauna marino- costera, que asegura el equilibrio de las especies’, afirmó Castillo de Vergara, quien a pesar de solo tener 5 meses en su puesto aseguró que va a tomar cartas en el asunto.
Y es que en el lugar, está establecida desde hace más de 40 años (1970), cuando aún no existían Estudios de Impacto Ambiental (EIA), una empresa arenera que pudiese estar causando algunos daños en el medio ambiente, por lo que se establecerá una investigación.
‘Realmente a nivel de región en Panamá Oeste, en la bahía de Chame, los patrullajes que se hacen son muy pocos y aumentarlos es una de las metas que me he propuesto. Prontamente me voy a contactar con la ARAP y con la policía ecológica para ver de qué manera nos colaboramos mutuamente, porque este es un problema que no solo le compete a ANAM. Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero definitivamente necesitamos estar en comunicación con las demás instituciones para así lograr a futuro que, por lo menos, las acciones que hacemos los humanos tengan un control’, acotó Castillo de Vergara.
Por otro lado dijo estar preocupada por la situación de los recursos hídricos de la región, por el boom económico y turístico que se está dando, ya que muchos proyectos buscan los afluentes para desarrollarlos. ‘Sabemos que aunque muchos respetan las normas ambientales, también hay quienes no lo hacen y ya tenemos que ponerle el cascabel al gato’, señaló la directora regional de ANAM.
Por lo pronto, Castillo de Vergara propuso como meta de su administración, a mediano plazo, contribuir con las organizaciones conservacionistas del lugar en labores de sensibilización para la conservación y uso sostenible de los recursos que los manglares nos proporcionan.