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- 24/05/2019 20:15
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Una primera mirada a Jon Cybulski podría no revelarnos que no es una criatura tropical, sino del noreste de Estados Unidos. Con pantalones cortos y una camiseta sin mangas, sale del Laboratorio Marino de Naos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) para encontrarse con un taxista que le vende un almuerzo tradicional de fonda panameña.
Brevemente en Panamá por una beca de corto plazo en el laboratorio de Aaron O’Dea en STRI, a Jon se le puede encontrar buceando en el otro lado del mundo, entre los diversos arrecifes de coral de Hong Kong. Como ecologista histórico y estudiante de doctorado en la Universidad de Hong Kong, está tratando de entender cómo se veían estos arrecifes de coral en el pasado, cómo cambiaron a través del tiempo y por qué. Y como joven explorador de la National Geographic, intenta descubrir cómo la extracción de colonias de coral, históricamente utilizadas para producir cal para edificios y exportación, impactó en los ecosistemas de arrecifes en ese lado del mundo.
En Panamá durante gran parte de la temporada seca, Jon participó en expediciones de buceo que le permitieron explorar los mares alrededor del archipiélago de Las Perlas e isla Coiba, ambas en el Océano Pacífico. Más específicamente, se asomó al mundo que se encuentra bajo el fondo marino, uno que se remonta a miles de años atrás y tiene muchas historias que contar.
Al igual que nuestros suelos, el fondo marino está formado por capas de sedimento acumulado a lo largo del tiempo. Esto incluye partículas de carbonato de calcio, de distintos tipos y tamaños, como fragmentos de coral, conchas de microgastrópodos, espinas de erizo de mar, algas calcificantes y otolitos de peces. Estos carbonatos pueden fecharse, para entender mejor cómo se desarrollaron los ecosistemas marinos a través de los tiempos, incluyendo la diversidad y abundancia de especies en diferentes épocas del pasado. En cierto modo, actúan como una máquina del tiempo que nos permite ver cómo eran los antiguos arrecifes de coral, miles de años atrás.
“Como ecologistas históricos, nuestra tarea es contar la historia de un ecosistema a través del tiempo y cómo interactuaban las especies dentro de él”, dice Jon.
Para extraer capas de sedimento en los sitios que visitó, Jon se puso su equipo de buceo y descendió hacia el fondo del océano con tubos de aluminio de más de 6 metros de largo. Con el apoyo de los colegas en la expedición, los empujó hasta enterrarlos completamente en el suelo, los tapó y los extrajo. De regreso en el bote, los tubos se cortaron en secciones. Estas secciones más pequeñas se partieron a lo largo, y se tomaron muestras de las partículas de carbonato de calcio para analizarlas y enviarlas a un laboratorio que determina su edad.
Mientras espera los resultados del análisis de antigüedad, que podría tomar algunos meses, Jon encontró algunos datos inesperados, inconsistentes con investigaciones previas realizadas en el área. Su expectativa era encontrar una interrupción en el crecimiento de los arrecifes, debido a cambios climáticos pasados, pero lo que notó fueron transiciones en los tipos de coral que dominaban los arrecifes, incluyendo rodolita, un tipo de alga dura que se parece al coral.
“Los cambios como este, de corales a algas, son de gran interés para los ecologistas de arrecifes en todo el mundo”, explica su asesor, Aaron O’Dea. “Pero más interesante es ver cómo podrían recuperarse los arrecifes de coral. En estos sedimentos vemos que los corales se recuperan de la dominación de rodolita tres veces durante los últimos milenios. Podría ayudarnos a determinar qué se necesita para que los corales se recuperen”.
Mientras reflexionan sobre estos descubrimientos, tanto Jon como Aaron siguen preocupados por los cambios más recientes en las condiciones oceánicas, producto del impacto humano en el medio ambiente, y por cómo podrían afectar a las especies marinas. No sería la primera vez que el océano enfrentara condiciones distintas, pero en el pasado el cambio fue probablemente más lento que el rápido deterioro causado por los humanos. Con sus datos históricos, esperan guiar a los tomadores de decisiones en el desarrollo de directrices para promover y enfocar la conservación y restauración de corales en áreas vulnerables.
“Estos arrecifes de coral son el hogar de muchas especies marinas. Debemos usar los datos históricos para comparar las condiciones pasadas con las actuales, y luego mirar hacia el futuro, preguntándonos: ¿cómo podemos darles su mejor oportunidad de sobrevivir a los cambios futuros?”, concluye Jon.