Una charla sobre ciudades emergentes

Actualizado
  • 19/10/2014 02:00
Creado
  • 19/10/2014 02:00
Mi amigo lleva un tiempo promoviendo el uso de la bicicleta como transporte urbano

Mi amigo y yo también conversábamos sobre los diferentes diseños de ciudades. Normalmente en nuestros países se diseña con la idea que todo el mundo tiene carro particular. Siguiendo esa filosofía, normalmente los peatones y los que no lo tienen (que son normalmente entre un 70% a 80% de la población) quedan sin opciones.

Mi amigo lleva un tiempo promoviendo el uso de la bicicleta como transporte urbano. En la ciudad donde nos tomábamos el café (ver el texto de arriba), hace un tiempo se tomó la decisión política de crear una red de ciclorutas que la recorre en su gran mayoría, además de impulsar el espacio para el peatón y un sistema de transporte público que reemplazó a los autobuses urbanos.

Alguna vez tuve la oportunidad de conversar con Enrique Peñalosa, el principal impulsor de estos cambios, y me habló sobre la decisión que debe tomar la sociedad de hacer una ciudad para autos o hacerla para las mayorías (es decir, que esté basada en transporte público).

Cuando un país asume que sus ciudadanos tienen el libre derecho a moverse por el mismo, se debe tener claro que si alguno de sus ciudadanos no puede hacerlo, ha fallado como sociedad.

El café nos lo tomamos al aire libre, en un espacio al lado de una de las ciclorutas. Él había llegado en su bicicleta plegable, la cual está especialmente diseñada para uso en ciudades. Se puede doblar y cargar como una maleta, entrar con ella a la oficina o al transporte público.

Personalmente, trato de dar ejemplo usando el carro al mínimo en la ciudad de Panamá. De hecho, poseo una etiqueta en twitter #SinCarroPTY, donde envío fotos y comentarios sobre las ventajas de recorrer la ciudad en vez de sufrirla usando carro.

Hace un par de meses muchos de mis amigos se reían de esto, pero ahora ante los muchos frentes de obras y las perspectivas de las que faltan (las otras líneas del Metro, por ejemplo), ya no se ríen tanto, pues soy yo normalmente quien siempre llega a tiempo. Además del hecho indiscutible de que recorrer las arboladas calles de la capital es una experiencia memorable.

En una conferencia de Enrique Peñalosa escuché esta idea: ‘Las ciudades ahora no deben medir su desarrollo por la cantidad de cemento que aplican, sino por la felicidad que generan en sus ciudadanos. Al final, eso es lo que realmente hace la diferencia. La gente invierte en las ciudades que los hacen más felices’. Así las cosas, me pregunto qué tan feliz es un panameño camino a su casa a las 5:00 p.m.

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