El poder a toda costa

'Macbeth', el clásico de la literatura universal, será presentado del 26 al 30 de julio bajo la dirección de Arturo Wong. La obra, un ejemplo de qué tanto puede hacer el ser humano por ambición al poder, será adaptada para presentarla en el Teatro Nacional.

'Macbeth', una tragedia de William Shakespeare, que se cree fue presentada por primera vez en 1606, expone cómo Macbeth asesina a Duncan, del rey de Escocia.

“En esta versión la estoy planteando en un futuro distópico donde una sequía amenaza a la población. El agua se ha vuelto el tesoro más preciado y codiciado por las corporaciones que rigen el país. De igual manera, Macbeth se vale de un plan truculento para sacar a la corporación Duncan del medio y quedarse con el control del agua”, explicó Wong a La Estrella de Panamá.

Es un montaje contemporáneo, agregó. La intención es trasladar a Shakespeare a este entorno y que al mismo tiempo la obra hable al público, es decir, a esta sociedad amenazada por fenómenos naturales y otros que son provocados por la mano del ser humano.

“Todos los elementos de la puesta, pretendo que hablen de eso. Me interesa que el vestuario y la escenografía sea con elementos reciclados, que la obra aborde lo ecológico tanto en forma y contenido. El poder que Macbeth ostenta puede destruirnos”, detalló.

Macbeth es un personaje que representa muy bien al político o al empresario moderno, “sin generalizar, claro", añadió el tres veces ganador del Concurso Nacional Ricardo Miró.

“Pero hoy en día se está a la merced de algunas empresas y corporaciones que hacen lo que quieran con el principal objetivo de hacerse millonarios a toda costa, sin importar a quiénes aplasten o qué destruyan”, remarcó.

“Por supuesto, amalgaman sus discursos con esto de la responsabilidad social, pero en el fondo sabemos que es mentira. Por ejemplo, todos sabemos que la minería está destruyendo al país, que 'Minería responsable' es un oxímoron. Y ahora, para expiar sus culpas han empezado a chorrear dinero a ciertas actividades culturales, aunque no les interesa realmente. Pero vayamos al plano inmobiliario, mira lo que pasó con la explosión del edificio en Obarrio. Nadie quiere hacerse cargo. Y se ha entretejido una red de corrupción intrínseca en donde todos juegan a blindarse. Otro ejemplo es lo que ocurrió con el cine en Multiplaza. ¿Cómo es posible que el dueño de un lugar ordene que no se rompa un ascensor en donde están encerradas más de cinco personas por dos horas porque piensa que arreglarlo le va a salir muy costoso? ¿Acaso eso vale más que la vida humana? Y eso es Macbeth: alguien que pone por delante su ambición y sus intereses por encima del bien común”, criticó.

Este es un clásico del teatro universal que será montado en un futuro distópico, ya que, para el autor, el país está cayendo en un foso donde le costará salir. “Se habla de Panamá siempre desde el punto de vista de un falso auge económico, pero creo que estamos atravesando una crisis integral profunda”.

La obra se presentará en el imaginario, tal vez 30 años más adelante, donde el agua será escasa, y no habrá lluvias. “¿Acaso esto no pasa hoy en día?”, cuestionó. “Y como siempre habrá algunos grupos que intentarán sacar provecho de eso para hacer negocios. Para muestra, mira lo que pasó en la pandemia”, dijo Wong.

Arturo Wong ha presentado dos obras de teatro en este 2023, cuyos fondos tienen un reclamo social y tintes políticos. 'Casco Queen', por ejemplo, denuncia la gentrificación en el barrio de San Felipe. Y, por otro lado, ' 'Panamá Pampers' – actualmente en cartelera– expone una sátira de lo que pasa en la política criolla.

“El teatro es político. El público acude a un sitio y se reúne presencialmente para ejercer 'la polis' ante una trama. Juzga un hecho, se emociona, se ríe, se enoja… Eso es político. El teatro ocurre en el presente y le hablamos a un público presente. Pretender encasillar al teatro en una actividad meramente de entretenimiento me parece absurdo”, remarcó.

“Creo que hay una herida profunda en el teatro local porque se lo mira como algo banal que solo sirve para hacer reír. A ver, sí, uno va al teatro, a reírse, pero también a otras cosas. Hay mucho más. En lo personal a mi me causa ruido cuando me dicen 'yo quiero ir al teatro a reírme y pasarla bien, no que me pongan a pensar'. Por un lado, trago saliva y por otro pregunto, ¿cuando uno hace una actividad de esparcimiento, no te estás riendo todo el tiempo?, pasas por distintos estados y momentos. Y si el resto del tiempo estás trabajando… ¿En qué momento piensas?”, cuestionó.

Cuando Arturo presenta una obra, apela a que el público quiera emocionarse, que esté dispuesto a pasarla bien, a vivir algo singular, a reírse, pero también a pensar y analizar su entorno. “No me interesa darle lecciones ni mensajes, eso queda en cada quien, pero sí me interesa que conecten y darle una experiencia que vaya más allá del mero entretenimiento. Y eso también es político”, concluyó.