“Para el año fiscal 2026 se prevé una disminución de entre 1.100 a 1.200 tránsitos (de buques), dada la situación de la economía mundial”, declaró el administrador...
- 13/06/2023 00:00

“Trabajo para ayudar a mi familia. Con la plata que gano de lo que recojo, ayudo a comprar comida pa' mí, mis hermanitos y mi mamá, y pa' la escuela”, contó hace poco un pequeño recolector de material reciclable de la ciudad capital. “Robertito” tiene 12 años –aunque por su tamaño y contextura física parece de menos edad– y a duras penas cursa el quinto grado de educación primaria. La difícil situación económica que vive en su hogar, lo obliga a salir de su casa e ir a los vertederos a recoger material reciclable (lata, hierro, cartón, etc.) para buscar “el real”.
La radiografía de este chico no es ajena a la que viven hoy millones de niños en el mundo, quienes en lugar de jugar o de ir a la escuela, trabajan para llevar el sustento diario a su hogar, en ocasiones sometidos a condiciones muy duras, a pesar de su corta edad.
En Panamá, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) lleva a cabo intensos operativos y jornadas de inspección para erradicar el trabajo infantil en todas sus formas. Incluso en los vertederos, según se ha informado.
Daniel Berruezo, funcionario de la Secretaría de Trabajo en la provincia argentina de Salta, cuenta que él y su hermano comenzaron a trabajar en las tareas de cosecha de tabaco cuando tenía siete años y él ocho. “No había otra alternativa. Mi padre trabajaba en la tabacalera y lo que ganaba no era suficiente para cubrir los costos de nuestro material escolar y nuestra ropa. Era la única forma de llegar a fin de mes”, contó Berruezo, quien hoy promueve la erradicación del trabajo infantil en el sector tabacalero de la región. “Trabajábamos en verano, durante los meses de diciembre, enero, febrero y marzo. Nuestra labor tenía lugar en el campo, cargando y descargando secaderos y ayudando en los lugares en los que se nos precisaba. Mientras los demás niños jugaban, nosotros teníamos que seguir trabajando”, narró el funcionario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien junto a su hermano siguió trabajando en el sector tabacalero hasta los 22 y 23 años, respectivamente.
Se estima que 160 millones de niños en todo el mundo, de entre 5 y 17 años de edad, están en trabajo infantil, lo que equivale a uno de cada diez. De ese total, 63 millones son niñas y 97 millones son niños, según la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Y lo peor es que la mitad de ellos (de los 160 millones), 80 millones están en las “formas más peligrosas del trabajo infantil”, alertó el organismo de las Naciones Unidas. La OIT dio a conocer estas cifras en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil (este 12 de junio), cuyo lema de este año es: “Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil”, pero lo que está sucediendo con este flagelo “es todo lo contrario”.
El director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo, dijo que los últimos datos muestran que los avances para erradicar el trabajo infantil se han estancado, por primera vez, desde hace 20 años, y se ha invertido la tendencia hacia la disminución del trabajo infantil, que venía registrando una importante reducción de 94 millones de 2000 a 2016.
Peor aún, según la Unicef, hay un número desconocido de niños que soportan las peores formas de trabajo infantil, definidas en el Convenio No. 182 de la OIT, como la trata, la esclavitud o los niños en conflictos armados, publica la revista Haz.
El sector agrícola representa la mayor parte de trabajo infantil a escala mundial y las cifras siguen creciendo, alertó también la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El 70% del trabajo infantil ocurre en la agricultura, y es casi tres veces más frecuente en zonas rurales (14% de la población infantil) que urbanas (5%).
África, Asia y el Pacífico alcanzan juntas la cifra de casi nueve de cada diez niños en situación de trabajo infantil en todo el mundo. “El trabajo infantil es una amenaza real a la salud física y mental de los niños”, enfatizó Houngbo.
El máximo representante de la OIT aseguró que el trabajo infantil rara vez sucede porque los padres sean malos o no les importe. “No, en lugar de ello, surge de una falta de justicia social”.
Houngbo dijo que las soluciones más eficaces contra el trabajo infantil son el trabajo decente para adultos y la protección social, para garantizar que todos los niños puedan ir a la escuela, no trabajar. Pero el trabajo decente significa poner fin al trabajo forzoso, crear lugares de trabajo seguros y saludables, y dejar que los trabajadores se organicen y expresen sus necesidades. Significa poner fin a la discriminación, porque el trabajo infantil suele afectar a grupos marginados.
Unicef, por su lado, reclamó acción conjunta de los gobiernos, organismos internacionales y sociedad civil para abordar el trabajo infantil y proteger los derechos de los niños. El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, comentó que el trabajo infantil tiene una incidencia entre los pequeños productores rurales dedicados a la agricultura, la pesca y la actividad forestal tres veces mayor que en las zonas urbanas y a menudo es fruto de complejas vulnerabilidades y perturbaciones económicas y sociales.
Torero aboga por un “enfoque multidimensional e integrado” para hacer frente al trabajo infantil, pues priva a los niños de todos sus derechos (educación, juego, salud), los expone a abusos y violencia, refuerza ciclos de pobreza y profundiza la inequidad social.
“El trabajo infantil vulnera los derechos de los niños al poner en peligro su salud y su educación; también constituye un obstáculo para el desarrollo de sistemas agroalimentarios sostenibles y la seguridad alimentaria”, afirmó Torero en un mensaje en vídeo durante un diálogo mantenido en Bruselas para celebrar el Día Mundial contra el Trabajo Infantil de 2023.
El máximo representante de la OIT abogó por intensificar la lucha contra el trabajo infantil mediante el apoyo a una mayor justicia social. “Si lo hacemos, el final del trabajo infantil no solo es posible, sino que está al alcance”, afirmó Houngbo.
La meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible tiene la finalidad de erradicar el trabajo infantil de aquí a 2025. Pero, según un informe conjunto elaborado en 2021 por la OIT y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, seguían trabajando más de 160 millones de niños en todo el mundo, 86,6 millones de ellos en el África subsahariana, más que en el resto del mundo en su totalidad.
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