• 21/01/2009 01:00

Maletines famosos

No se trata de exclusivos maletines de diseñadores internacionales, como podrían ser los maletines Louis Vuitton, Fendi, Prada, Burberry...

No se trata de exclusivos maletines de diseñadores internacionales, como podrían ser los maletines Louis Vuitton, Fendi, Prada, Burberry y otros muy conocidos. Aunque los criollos no son necesariamente costosos, han tenido en su interior un contenido sumamente valioso: mucho dinero en efectivo. La historia política panameña reciente los registra y los ha hecho famosos.

Comenzamos con uno que saltó a la fama en un restaurante, cuando un humilde maletín fue discretamente colocado junto a la mesa donde un legislador se aprestaba a disfrutar de un exquisito platillo. Antes de siquiera acabar su primer bocado, el sitio fue intempestivamente allanado por autoridades contra el crimen, que le seguían la pista desde hacía rato; fue esposado y encarcelado y el maletín, con sus cientos de miles de balboas, quedó confiscado.

Se acusó al individuo de que el almuerzo era en realidad una cita clandestina para recibir dinero a cambio de usar su influencia política para ayudar a varios empresarios investigados por defraudación fiscal. El acusado negó conocer a los empresarios y mucho menos el propósito del maletín colocado a su lado, pero perdió la buena voluntad de sus copartidarios, fue expulsado del partido, le revocaron el mandato y se quedó sin su curul en la Asamblea Legislativa.

Años más tarde surgen otros dos famosos maletines, pero esta vez en el seno de la propia Asamblea Legislativa. Un maletín se ve involucrado en el intento por lograr el voto favorable para la ratificación de dos magistrados de la Corte Suprema nominados por el Órgano Ejecutivo. Una legisladora de ese momento, visiblemente alterada por el revés político, aparentemente “pierde los estribos” y acusa públicamente a un colega legislador de haber recibido una sustancial recompensa económica para otorgar su voto favorable a tal ratificación.

Ni corto, ni perezoso, el legislador acusado se convierte entonces en acusador y muestra ante las cámaras de televisión los fajos de billetes provenientes de otro maletín, con los cuales se le intentaba convencer de las bondades del proyecto conocido como Centro Multimodal, Industrial y de Servicios (CEMIS) en Colón, que debía desarrollar el Consorcio San Lorenzo mediante una inversión total de 400 millones de balboas.

Hoy sale a relucir un cuarto maletín, aunque no ha quedado claro cuánto dinero tenía en su interior. Otra vez se ve involucrada la Asamblea Nacional de Diputados cuando, con razón o sin ella, un miembro de la Cámara Legislativa es acusado públicamente de haber tratado de impedir un matrimonio político por medio de una tentación muy atractiva.

El candidato presidencial y el presidente del partido político que lo apoya aseguran que el intento ocurrió; el supuesto tentador y el supuesto tentado lo niegan; y el ex presidente de otro partido asegura que la acusación es sólo bochinche.

La verdad es que la verdad (valga la redundancia) nunca se sabrá en ninguno de los cuatro casos.

El legislador que almorzaba fue absuelto por la justicia panameña luego de tres años en prisión; las acusaciones en el pleno de la Asamblea quedaron allí, excepto por un inolvidable momento ante las pantallas de televisión; y el reciente episodio pronto pasará a la historia como un escándalo más.

Ese es nuestro Panamá. Qué tristeza.

-La autora es diputada de la República por el Nuevo Circuito 8-7. VMP.mireyalasso@yahoo.com

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