• 26/11/2009 01:00

Perfil de los magistrados que el país necesita

He tomado la decisión de incursionar en tan sensitivo tema, pues considero justo que la ciudadanía conozca la opinión de un funcionario ...

He tomado la decisión de incursionar en tan sensitivo tema, pues considero justo que la ciudadanía conozca la opinión de un funcionario común del Órgano Judicial, sobre lo que debe ser el perfil de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Es del caso recordar que en diciembre de este año vence el período constitucional de los magistrados Esmeralda Arosemena de Troitiño y Adán Arjona, y le corresponde a los órganos Ejecutivo y Legislativo designar y ratificar a los ciudadanos que deben reemplazarlos en tan distinguidos cargos.

Sobre el perfil que deben tener los aspirantes, se han esgrimido todo tipo de consideraciones: que deben ser especialistas en el área del derecho de la Sala de la Corte a la cual pertenecerán; de probidad u honestidad comprobada; sin nexos o afiliaciones político—partidistas; de excelente trayectoria pública, entre otros requisitos, adicionales a los que nuestra Constitución Política exige.

La experiencia acumulada en mis años de servicio en el Órgano Judicial me permite manifestar que además de los requerimientos constitucionalmente exigidos, la o el futuro magistrado de la Corte Suprema de Justicia debe poseer las siguientes cualidades:

1. Ser un permanente estudioso del derecho y un arduo trabajador. El que conoce la labor que desarrolla un magistrado de la Corte Suprema de Justicia sabe que el magistrado no solo debe ser especialista en el área del derecho que corresponde a su Sala, sino que debe manejar todas las competencias y disciplinas jurídicas existentes. En virtud de las acciones constitucionales, o por impedimentos de otros magistrados que integran la Corte, estará obligado a conocer de asuntos civiles, penales, de familia, de niñez y adolescencia, marítimos, agrarios, contencioso—administrativos, laborales, comerciales, derechos humanos, por citar solo algunas materias.

Por tal razón, quien únicamente exija como elemento primordial que la o el magistrado a designar sea especialista en la rama del derecho que corresponde a su Sala ignora la realidad de las exigencias intelectuales que debe poseer el aspirante. Por ello, sostengo que más que ser un especialista en una materia determinada, debe ser un permanente estudioso del derecho, y una persona de pensamiento lógico.

Adicionalmente, he señalado que debe ser arduamente trabajador, porque la cantidad de negocios que le corresponderá atender es elevada. Por ejemplo, al mes de noviembre del año 2009, se han presentado ante la Secretaría General de la Corte Suprema de Justicia más de 980 causas, las cuales son del conocimiento de los nueve magistrados que integran el Pleno de la Corte Suprema de Justicia. Si a ello le adicionamos los expedientes que le corresponde conocer al magistrado por la Sala a la que pertenece, el resultado es sin duda abrumador: el magistrado deberá atender más de 1200 negocios jurídicos anualmente, sin mencionar las labores administrativas propias del cargo.

Por tanto, la persona que aspire a ser magistrado de la Corte debe tener claro que le espera mucho, pero mucho, trabajo.

2. Debe ser valiente, pensar en la institucionalidad y en el país. El cargo de magistrado de la Corte Suprema de Justicia impone que la persona que ejerce dicha posición sea valiente para tomar decisiones que muchas veces son incomprendidas, impopulares, política y socialmente difíciles y censuradas con mucha vehemencia por la sociedad, principalmente por los medios de comunicación. Sin embargo, son decisiones que, aunque parezcan insólitas, se hacen necesarias en aras de defender las libertades ciudadanas, tutelar el Estado de Derecho, la institucionalidad y la justicia, siempre pensando en el país.

Por eso estimo poco factible que se excluya de la posibilidad de aspirar a ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia a aquellas personas que han tenido nexos o afiliaciones político—partidistas, porque en muchos casos los ciudadanos que se han preocupado públicamente por el país se han servido de la plataforma de las organizaciones políticas para hacer sentir su opinión en pro de los mejores intereses de la patria. De ahí que existan muchos panameños “ de excelente trayectoria pública ”, que alguna vez tuvieron una participación o simpatizaron con una ideología “ político—partidista ”.

Por tanto, considero que la participación política no es óbice para servir fielmente a la patria, con plena objetividad, desde la magistratura. Por el contrario, creo que en lugar de cercenarle la oportunidad, es preferible cuestionar a los aspirantes sus consideraciones sobre distintos temas de honda importancia para la sociedad panameña; por ejemplo, qué piensa sobre el derecho a adopción o matrimonio de homosexuales; si estima que los jubilados pueden o no seguir laborando para el Estado después de percibido este derecho; qué opina sobre condenar al Estado por la mala prestación de servicios públicos o la forma de ejecutar dichas sentencias, entre otros tópicos, para conocer si la o el aspirante da luces de esa independencia de criterio, valentía y visión de país que estimo indispensable.

Y respecto a la institucionalidad, el Órgano Judicial requiere magistrados que se preocupen por lograr mejores días para quienes laboramos en el Poder Judicial y que deseen trabajar de manera recta, democrática, con objetividad e inteligencia, para lograr los cambios que la administración de justicia necesita.

Espero que estos comentarios aporten otra visión del perfil que necesitamos, deseando que Dios ilumine a los encargados de esta tarea, para que realicen las mejores elecciones para magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Panamá y el Órgano Judicial lo necesitan.

*Presidente de la Asociación de Servidores del Órgano Judicial de Panamá (ASOJUP).ricardofullery@hotmail.com

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