• 11/12/2009 01:00

¿Tiene Dios hijos predilectos?

Cuando fui padre de familia por primera vez pensé que ya me había realizado como persona, por aquello de nacer, reproducirse y morir, as...

Cuando fui padre de familia por primera vez pensé que ya me había realizado como persona, por aquello de nacer, reproducirse y morir, así que solo tenía que darle todo mi cariño a ese ser que habíamos engendrado; pero luego llegó el segundo, pensé, entonces que sería el predilecto, pero nuestro amor por nuestros hijos siguió siendo igual para ambos; finalmente, llegó la niña, y ese acontecimiento fue tan grande que pensamos que había llegado la consentida; pero el amor y cariño a nuestros hijos es igual y único para cada uno.

Si nosotros, mortales con nuestros defectos y virtudes, somos capaces de amar por igual a nuestros hijos, cuánto más Dios amará a sus hijos. Cuando repasamos el caso de Nicky Cruz, uno de los más temidos hampones portorriqueño fundador de la temible pandilla neoyorquina, “ Los Mau—Mau ”, convertirse en unos de los más grandes predicadores de la Palabra de Dios a nivel mundial, llegamos a comprender que para Dios todos somos hijos predilectos, porque Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador.

Si escudriñamos las Sagradas Escrituras, encontraremos la razón y el motivo por la cual Dios mandó a su hijo Jesús a la Tierra. Jesús vino a buscar pecadores al arrepentimiento. No importa si eran judíos o de cualquier otra parte del mundo. Dios conoce a todos sus hijos y a todos los ama por igual. La Biblia en el libro de Juan, Capítulo 10, versículo 3, dice: “… y a sus ovejas llama por nombre y las saca ”. Si Dios ama a sus hijos por igual, ¿quiénes somos nosotros para marcar diferencias entre nuestros hijos?

Ya lo dice nuestro cantautor Rubén Blades en una de sus interpretaciones de crónica social, cuando un padre le dice a su hijo que “ por más drogas que uses y por más que nos abuses, tengo la obligación de socorrerte ”.

A veces, algunos padres de familia comenten el error de inclinar su preferencia por un hijo, marcando diferencias que después tienen que lamentar. Amemos a nuestros hijos por igual, démosles las mismas oportunidades y digámosles todo el tiempo cuán importantes son para nosotros. No solo demostremos amor, digámoselos.

*Periodista. agraell@hotmail.com

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