• 28/11/2010 01:00

Igualdad y justicia

A plaudimos la tecnología de punta que permite una verificación sobre casos legales pendientes, en los que se reclama la comparecencia d...

A plaudimos la tecnología de punta que permite una verificación sobre casos legales pendientes, en los que se reclama la comparecencia de la persona, para determinar la posibilidad de casos penales o policivos. Esto es un gran avance, pero a la vez un retroceso, al eclosionar con semejante gravamen el cotejo de toda la sociedad, es injustificable frente al derecho a la libertad; a la tranquilidad ciudadana que también es el fin de la actividad, pero en este circuito se provoca el desasosiego y la creciente incertidumbre por los yerros que se provoca con la desactualización de la informaciones más los errores humanos que suman cada día a más inconformes.

En referencia a lo citado, hoy escuché sobre este Pele Police, parecido al ‘Digicom Policial’, que es un aparato argentino que llevan los carros y que les provee la misma feria de información que a nosotros. Nos dicen que nuestra Policía Nacional, en conjunto con el Poder Judicial, programa para que este fin de semana en la Terminal de transporte en Albrook, la gente voluntariamente acuda y se verifique. Me pareció entender que darían hasta una certificación a los que resultaran airosos.

Me imagino que en los casos contrarios se tendrán que quedar ‘retenidos’ hasta que se arregle el problema. Todo esto para evitar el engorroso procedimiento que hacen en este sentido en los buses y otros lugares públicos.

¿Qué les parece? Nuestra Policía Nacional tiene, dentro de su estructura funcional y legal, la misión ineludible de proteger a nuestra sociedad con actividades fundadas en lo preventivo y excepcionalmente represivo, pero ahora con los papeles invertidos en la práctica, cuyas consecuencias no parecen beneficiar en nada, más bien, agregan un adicional ingrediente a la intranquilidad que se vive, además de ocupar al cuerpo en labores que atrasan el verdadero sentido de la institución.

Vamos a conversar un poco sobre la tranquilidad ciudadana que empieza con la característica fundamental del Hombre y su libre albedrío. La libertad es un concepto, que consultado en el diccionario ‘El mundo’: se define como la: ‘Facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo’. Otra definición: ‘Estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro’. Seguimos con esta encuesta: ‘Falta de coacción y subordinación’. Esta última se pega más a lo que nos preocupa. Por supuesto que sobre su aplicación hablamos de la gran mayoría, pero en el medio tenemos que instalar la ley para regular la pérdida de la misma, ahora con la tecnología de punta denominada ‘Pele Police’ o ‘Digicom Policial’.

Nos dice Wikipedia que el siglo XVIII y XIX, sobre aquellas revoluciones burguesas, la libertad oscilaba muy cerca de los conceptos justicia e igualdad. No estaban muy alejados de esa verdad. Lo cierto es que nosotros permanecemos enfrascados en una batalla de una mayoría contra la minoría delincuencial, la cual pretende resolver los enconos por la fuerza en vez de someterlo a la ley. Por supuesto que dentro de las variables, hay una gran desconfianza y resentimiento por la falta de oportunidades para los que tienen menos. De esto podemos hablar hasta el cansancio, pero no es el tema central. Debemos referirnos al denominado aparato definido en el párrafo anterior y sobre sus efectos.

Tenemos de esta misma fuente bibliografía utilizada el siguiente pensamiento, tomado ahora de la legislación internacional sobre los derechos humanos: ‘La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio al otro...’, Artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos del hombre y del ciudadano.

Aquí nos volvemos a situar al final del mismo círculo en el que nos afecta a la mayoría, porque una minoría no cumple sus compromisos y entonces, nos pregunten a todos y cada uno ‘¿dónde está al que buscan?’.

En la sección de opinión del Panamá América del miércoles 27 de octubre de este año, N. Miranda compara la nociva función de entregar a un mono una pistola cargada, como conceder un instrumento tecnológico con datos personales a una policía comandado por personas con mentalidad totalitaria, con tendencias a la violación de los derechos humanos. Sostuvo además la persona aludida, que este instrumento es inconstitucional, supongo que por la confidencialidad que tanto defendemos. Esto ya lo hemos escuchado en otros momentos, pero este complejo legal aludido, en el artículo 43 de la súper ley, habla del derecho a solicitar, a través del Habeas Data, información de acceso público o de interés colectivo que repose en una base de datos, para exigir un tratamiento leal y la posibilidad de su rectificación. El gobierno debe publicar la lista de las personas con casos pendientes, pero identificarlos con la cédula, para que todo el mundo averigüe sin quedar preso.

*ABOGADO Y DOCENTE UNIVERSITARIO EN LA RAMA.

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