• 16/05/2015 02:01

La justicia nuestra de cada día

Las diferencias, las desigualdades, la inequidad nos conducen a analizar parámetros de la economía, la educación, la justicia

El pan nuestro, que casi todos los pueblos piden y han pedido a través de los tiempos, nos revela que el hambre y la inseguridad social ha perseguido a los seres humanos por siglos.

Inocentemente los niños, cuando comienzan a asomarse a las injusticias y contradicciones de este mundo, se preguntan, para muchas cosas ‘¿por qué?', ‘¿por qué unos tienen y yo no', ‘¿nacieron así?'. ‘¿Por herencia y dinero?'. ‘¿Lo tienen por inteligencia, belleza, capacidad de trabajo, que no son excluyentes?'. ‘¿Por eficiencia o eficacia, ahorro o habilidad, contactos o juegavivo, suerte o fuerza?'. Las diferencias, las desigualdades, la inequidad nos conducen a analizar parámetros de la economía, la educación, la justicia. Las cosas son como son.

En la realidad los que tienen el dinero y los instrumentos, las técnicas, la organización y los contactos controlan las riquezas y el progreso. Pero es muy justo y necesario que, como Dios nos hizo a su semejanza, todos tengamos la opción a vivir también a su semejanza. Y la fórmula que dio fue muy sencilla: ‘Amar al prójimo'. Y para aplicarlo pragmáticamente nos decía el Dr. Arias: ‘Hay que ayudar a los pobres, porque los ricos se cuidan solos'. Esas instrucciones divinas y humanas son para todos; y a todos nos dio este planeta que también está en el cielo. La equidad en la distribución del trabajo y sus beneficios nos debe dar el pan diario y librarnos de todo mal. El ‘pro mundi beneficio' es para toda la humanidad. El mundo es incluyente. No solo para los propietarios, empresarios, capitalistas y ricos. Es también para todos los hombres y mujeres, para los trabajadores, los intelectuales y obreros, los que producen cosas y los que dan servicios. Es cierto que los aportes no son iguales, pero todos son necesarios e indispensables. Si falta algo no funciona todo el sistema. Si no hay jefes, empleados, contralores, policías y toda la gama de ciudadanos que mueven la sociedad, no habría trabajo ni como ganarse el pan en este paraíso. Y dijo ‘sudor', no sufrimiento ni dolor ni trampa ni especulación ni corrupción ni coima ni violencia. Las injusticias, las explotaciones, los robos, sí causan hambre, miseria, persecuciones, exilios, asesinatos. Los bienes y riquezas son productos del trabajo inteligente y eficaz, de la creatividad, de la tecnología informática, de la cultura social, de los valores, de la correlación de fuerzas en lo recursos naturales, el mercadeo, del humanismo, de la ética política profesional y gremial, del bien común, de dar a cada quien lo que le corresponde con equidad, de la meritocracia, de la justicia, el derecho y la razón, de la democracia que es del pueblo, la ciudadanía y los trabajadores de todos los niveles; actuando voluntariamente en ‘libertad', una ‘socialcracia' liberal (libre), que podría ser una forma de socialismo. No deben ser efectos de la explotación, el abuso del engaño ni la intermediación ni de la colusión ni el narcoterrorismo ni la corrupción ni de la violencia ni de la plutocracia ni aristocracia ni de numucracia (dinero) ni del militarismo ni de ningún tipo de dictadura. Si no hay producción por ignorancia, injusticias o ineficacia o cualquiera otra razón; el sistema fracasa y no cae maná. Si no hay leyes de justicia y equidad y la libertad de participación, si no hay el esfuerzo colectivo para la justa distribución en forma real... surge el caos, las corporaciones y la banca salvaje. Las promesas se han desprestigiado, por eso hay que conocer y evaluar los hechos, las experiencias del pasado, las realizaciones, la cantidad y calidad de los logros y todo esto en tiempo real, no de ficción o virtual.

El materialismo artificial, frívolo, decorativo y consumista publicitario tiene que dar paso a una concepción planificada ideológica realista que viva la gente. Tenemos que comenzar por lo elemental inicial: la educación y los maestros. Por la base, no por las cumbres. Por la ejecución de hoy. El agua, la basura y el transporte son inmediatos. Las mayorías ciudadanas decidieron reducir el tabaquismo, y orgullosamente nuestro país es el que menos se intoxica de tabaco en el continente. El Minsa en su momento inició la campaña antitabaco para beneficiar a todos. Se opuso ‘toda' la empresa privada por solidaridad y por proteger sus ingresos. Esta lección popular debe hacer reflexionar sobre el amor a la sociedad por sobre el fanatismo por el dinero.

MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.

—CUANDO MANEJE NO TOME.

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‘El materialismo... consumista publicitario tiene que dar paso a una concepción planificada... realista que viva la gente'

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