• 16/05/2015 02:00

Parque Omar, ¿Omar?

Y empiezan los dueños del proyecto con cuentos de Alí Baba, para confundirnos y así para que aceptemos el robo de la parcela en juego

¿Omar? Entre signos de interrogación por dos razones: la primera, porque no estoy de acuerdo con ese nombre; y la segunda, porque, por los vientos que soplan, va a desaparecer. Veamos esto.

En la Prensa (5/5/2015) aparece una noticia, ‘pugna por valla en el parque Omar'. Y comenta la noticia que hay todo un problema con el Proyecto Omar Park View, pues, al parecer, con tal proyecto se está despojando al parque Omar de cierta cantidad de tierra. Y empiezan los dueños del proyecto con cuentos de Alí Baba, para confundirnos y así para que aceptemos el robo de la parcela en juego. ¡Puros cuentos!

Como quiera que el parque se encuentre bajo la responsabilidad de la primera dama, Lorena Castillo de Varela, dice la noticia que ‘en la actualidad, personal del Despacho de la Primera Dama hace inspecciones a los linderos del parque para verificar las condiciones en las que se encuentra y hacer los correctivos necesarios'. Si es cierto esto, ¿tiene Ud., respetada primera dama, conciencia de lo que está diciendo? De salida, ¿qué correctivos?, si lo que hay que hacer es reintegrar dichas tierras a todos nosotros, a nuestro Estado. ¿Recuerda lo que paso con los terrenos de Paitilla? Pues, igualmente, eso es lo que queda. Por otra parte, continua la noticia, ‘originalmente este antiguo campo de golf medía 64 ha. de terreno, cuando el Estado logró su adquisición. Hoy, 42 años después, este espacio de esparcimiento público cuenta con 55 ha. En otras palabras, lo han despojado de nueve hectáreas (14 % de su tamaño original)'. ¿Ud. sabe cuánto es eso? APROXIMADAMENTE, dos veces el tamaño de la barriada de maestros de Miraflores (en Betania). ¿Tiene idea de la cantidad de cosas que se pueden construir en un área tal? ¿Ud. no sabe —con todos sus asesores— QUE ESO ES UNA LESIÓN PATRIMONIAL? Como docente de educación física me duele mucho, Ud. no se imagina, que estas cosas pasen, y peor aún, que le digamos a los más sagrados de nuestro colectivo social, a los niños, que el pueblo es primero, pues les ENSEÑAMOS A MENTIR: ellos creen más en lo que hacemos que en lo que decimos. Digámosle la verdad, que el pueblo no es primero. Tendrán que retractarse por ello, pero enseñarán la verdad. Una recomendación, primera dama, léase en La Estrella de Panamá del 13 de mayo del 2015, el editorial NUESTRO COMPROMISO, y le quedará muy claro de qué estoy hablando.

Somos de la convicción de que es preferible morir que vivir sin decoro.

PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA, JUBILADO UP.

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