• 27/05/2015 02:01

Una alerta para la acción en materia económica

Este es un verdadero ejemplo del sueño bíblico que relata el libro del Génesis de las siete vacas gordas y siete vacas flacas

En un artículo pasado expliqué cómo pasamos de un país con finanzas públicas deficitarias, alto nivel de endeudamiento y baja inversión pública a tener finanzas públicas robustas, con un endeudamiento bruto que bajó de 71 % a alrededor de 45 % del PIB. Sin embargo, en el quinquenio pasado, el exceso en el gasto público nos regresó a un país con finanzas públicas deficitarias, subió el endeudamiento bruto a más del 50 % (al incluir, conservadoramente, los compromisos llave en mano y las tres empresas dejadas fuera de las cifras del Gobierno) y aumentó la inversión pública a 9 % de la producción nacional. Peor aún, son muy controvertidas las opiniones sobre la calidad y la prioridad de estas obras públicas.

Este es un verdadero ejemplo del sueño bíblico que relata el libro del Génesis de las siete vacas gordas y siete vacas flacas. Significaba que vendrían siete años de abundancia, seguidos de siete años de hambruna. En muchas ocasiones lo advertimos, aprovechemos bien los años de alto crecimiento para que con lo que generemos en ellos hagamos frente a los grandes retos nacionales, pues cuando vengan los años de menor crecimiento económico será difícil invertir en los mismos. Lamentablemente salían los voceros de las finanzas públicas a decir que las mismas estaban mejor que nunca y aducían que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las calificadoras de riesgo estaban de acuerdo con el nivel de gasto y con dejar fuera del cálculo de la deuda los compromisos por llave en mano y las tres empresas que sacaron de los estados financieros del Gobierno (ENA, AITSA Y ETESA). Mucho me sorprendió leer en días pasados que el FMI decía todo lo contrario.

Pero como José, nadie es profeta en su tierra, y tenemos que dar la voz de alerta. Un Gobierno imprudente gastó más de lo que se podía y atrás quedó la oportunidad de atacar, sin comprometer en demasía, los verdaderos retos de la nación, manteniendo finanzas públicas saludables, lejos de andar desesperados de buscar ingresos, como hoy intenta (sin mucho éxito) esta administración.

Se necesitan grandes cantidades de dinero para llevar a cabo adecuaciones importantes para el continuo desarrollo del sector logístico, que representa un 80 % de las actividades centrales y satélites de nuestra economía, tales como infraestructura en carreteras para comunicar los puertos con Howard y los puentes sobre el Canal. Adicionalmente, se hace imperioso desarrollar infraestructura para la creación de los parques logísticos, más áreas para puertos y dotar de lo necesario para crear en Tocumen, al lado del aeropuerto, parques logísticos que aprovechen esta ventaja comparativa. Al explotar el hub logístico y crear condiciones empresariales para darle apoyo al sector, podremos generar suficientes recursos para invertir cientos de millones de dolares en la modernización del sector que más puede ayudarnos a distribuir, sosteniblemente, la riqueza —el sector agropecuario— y así, iniciar una transformación similar a países que han tenido éxito en esto, como Nueva Zelanda.

Temo pensar que nuestra gran oportunidad para combatir los problemas reales, tales como un pésimo sistema educativo, tercos niveles de pobreza, la inseguridad ciudadana, sistema de salud deficiente, déficit habitacional, institucionalidad, se haya esfumado, debido al irresponsable manejo de las finanzas públicas. La fiesta fue buena y en algunos temas, continua el gasto. El indiscriminado aumento de los gastos del sector público sigue siendo una amenaza a las posibilidades del presupuesto. A esto, sumemos más de 1.6 mil millones en subsidios que se han triplicado en los últimos cinco años.

También preocupan las megaobras que acaparan la mayoría del presupuesto de inversión del Estado, y que esquivan el afrontar los retos antes descritos, los que considero mucho más impactantes para el futuro sostenible de la nación.

Pasan los meses y no veo al Gobierno del presidente Varela dar un enérgico golpe de timón para corregir el rumbo. Parece que esos 26 meses que pasó en el Gobierno de Ricardo Martinelli lo acostumbró al gasto desmesurado. Es fundamental que el Gobierno, junto con la sociedad civil y la verdadera oposición de base (no aquella de líderes entregados y buscadores de prebendas), consensúen cómo vamos a administrar los recursos de la expansión del Canal y el futuro crecimiento de la economía, que hasta ahora ha resistido los embates de una coyuntura internacional incierta.

El viento favorable pasa, por eso, a los panameños nos toca decidir con mayor responsabilidad cómo debemos invertir mejor nuestros recursos para afrontar los retos. El futuro apremia y no nos va a esperar. La bola está en su cancha, Sr. Presidente.

ECONOMISTA Y EXDIPUTADO.

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