• 30/01/2016 01:00

Cómo EE.UU. controla el Canal (III)

‘Profesor Yao, ustedes han perdido la libertad, pero si lo intentan, algún día recuperarán su independencia', Ramsey Clark 

‘Profesor Yao, ustedes han perdido la libertad, pero si lo intentan, algún día recuperarán su independencia', Ramsey Clark, exprocurador de EE.UU. en el Gobierno de John F. Kennedy, Director de la Comisión de Investigación sobre la Invasión a Panamá. Panamá, Primer trimestre de 1990.

Las advertencias de Kissinger-Linowitz se materializaron, pese a la posición de Tack: los Tratados de 1977 violaron la Declaración Conjunta al pactarse dos tratados. EE.UU. o cualquier país autorizado por éste (verbigracia, Gran Bretaña en las Malvinas) puede ir ‘a la cabeza de la fila'. En la Enmienda DeConcini, EE.UU. se arroga el derecho de usar la fuerza militar sin consentimiento de Panamá. En la Enmienda Nunn, EE.UU. se arroga el derecho de reinstalar sus bases después del 2000. EE.UU. se arroga el derecho de decidir quién pasa y quién no por el Canal, como ocurrió en 2008 cuando naves de guerra de EE.UU. obstaculizaron la presencia de la nave rusa ‘Almirante Chabanenko', o cuando el barco norcoreano ‘Chong Chong Gang' fue retenido.

Como antecedente de los Tratados de 1977 se usaron los proyectos negociados en 1970-1971, que este servidor había recomendado rechazar a través del embajador Moisés Torrijos y que el ministro Tack había engavetado cuando me pidió ser su consejero personal.

Las presiones contra Torrijos (1977-1981) y Noriega (1985-1989), las cuales, según John Perkins, ocasionaron la muerte del primero y la expulsión del segundo, con el propósito de que Panamá cortara sus compromisos con Japón, constituyeron un brutal rechazo a nuestra independencia para decidir el futuro del Canal y de Panamá. EE.UU. no solo eliminó al ‘Líder Máximo' y a dos jefes de Gobierno, sino a dos comandantes, de la Guardia Nacional y las Fuerzas de Defensa, respectivamente, sino que invadió y destruyó la soberanía de Panamá, reinventando el país a su gusto.

Según Perkins: ‘Sus muertes (del presidente Jaime Roldós y del general Omar Torrijos) no fueron accidentales. Fueron asesinados... Cuando (Jimmy) Carter fue echado, cuando perdió la elección y Reagan vino y Schultz vino como secretario de Estado de la Bechtel, y Weinberger vino de Bechtel para ser secretario de la Defensa, los tres estaban extremadamente disgustados con Torrijos —trataron de que él renegociara el Tratado del Canal y que no hablara con los japoneses. Él se rehusó tajantemente... Y de este modo murió en un estruendoso impacto de su avión que estaba conectado a una grabadora con explosivos... (Confesiones de un Sicario Económico; entrevista con Ammy Goodman, ¡Democracy Now!, http://www.democracynow.org/2004/11/9/confessions_of_an_economic_hit_man).

Las presiones sobre Noriega para que también cortara con los japoneses aparecen en el memo secreto-sensitivo del Consejo de Seguridad Nacional preparado ‘para una reunión del 8 de abril de 1986'. Allí el CSN señala que las Fuerzas de Defensa de Panamá involucraron a Japón, Europa Occidental y otros países en las alternativas al Canal, ‘para impedir que Estados Unidos controle directamente el nuevo Canal', y, por lo tanto, señala: ‘Necesitamos una política orientada a asegurar nuestro control sobre el Canal... mucho más allá del año 2000'. Según dicho memo, ‘Japón podía convertirse en la potencia industrial líder a nivel mundial. Si, además, controla un nuevo Canal en América, podría ejercer influencia económica decisiva... expulsando a Estados Unidos de su área natural de influencia'.

Tras la invasión, EE.UU. impuso su alternativa al Canal —el Tercer Juego de Esclusas—, bajo protesta de los japoneses, e impidió que se discutieran las alternativas panameñas, que contemplaban una modernización del Canal y un ‘Canal seco' que hoy quizá serían mejor alternativa en medio del escándalo de la ampliación y la escasez de agua.

No importa cuáles sean las hojas de vida de nuestros dirigentes o representantes: nuestro país, como cualquier otro, tenía y tiene derecho a la integridad territorial y a la independencia política, y a que se respete nuestra soberanía.

Al margen de las posiciones frente al Tratado de Neutralidad, subsiste el reto ante nosotros de sustituir el férreo control de EE.UU. sobre el Canal por un régimen de neutralidad propuesto por Panamá, alejado de guerras y conflictos, y que sea defendido por Panamá o mediante su consentimiento.

La lucha continúa pues, como me dijera Ramsey Clark, exprocurador del presidente John F. Kennedy y director de la Comisión de Investigación sobre la Invasión a Panamá, en los primeros meses de la invasión: ‘Profesor Yao, ustedes han perdido la libertad, pero si lo intentan, algún día recuperarán su independencia'.

*ANALISTA INTERNACIONAL, EXASESOR DE POLÍTICA EXTERIOR Y ESCRITOR.

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