¿Somos felices los panameños?

Varios informes producidos a instancias de las Naciones Unidas por una prestigiosa universidad, basados en encuestas realizadas por empresas de reconocido prestigio, han resultado en informes sobre la felicidad y el bienestar de la gente en países de todos los continentes. Ellos revelan que Panamá, o mejor dicho, los panameños ocupamos una posición relevante en la clasificación mundial de personas felices o que disfrutamos de bienestar en nuestras vidas. A primera vista podríamos reaccionar poniendo en tela de duda la certeza de tales conclusiones pero, luego de investigar con mayor detenimiento, podríamos concluir que no estamos en total desacuerdo, porque esos resultados se basan en factores que evalúan características peculiares del panameño(a) y las relaciones familiares y sociales que establecemos durante nuestra existencia.

Estos estudios y encuestas han sido coordinados por la Universidad de Columbia, según acuerdo con la ONU, y se apoyan en diferentes esfuerzos realizados por varios organismos especializados de América y en Europa. De especial relevancia son las encuestas Gallup que cada vez cubren mil individuos mayores de 15 años en cada uno de más de 150 países. En los cuatro Informes publicados desde el 2012, nuestro país ha ocupado una posición relevante como ‘uno de los países más felices del mundo'. En el último Informe, correspondiente al año pasado, nos correspondió la posición 25 de 156 países; y, entre los países de América Latina, la posición 15, superados solo por los costarricenses, mexicanos, brasileños y venezolanos.

¿Cuál es el enfoque de las investigaciones? En realidad no se trata de medir sentimientos de felicidad o de tristeza determinados por circunstancias pasajeras, como una reciente noticia adversa. Se trata de determinar el grado de satisfacción con el estándar de vida de la gente, apuntando especialmente a seis factores relevantes: la percepción de la corrupción en el país, el apoyo social, la libertad, la generosidad, la expectativa de vida y el PIB per cápita. Se evalúa un estado más permanente que se relaciona con el nivel o calidad de vida en función de esos seis factores.

La percepción de una corrupción endémica, tanto en el sector público como en el privado, es un elemento negativo que, en consecuencia y por sus indeseables efectos morales y económicos, es contradictorio con la positiva sensación del bienestar general. El grado de apoyo social implica la seguridad de un adecuado sistema de salud y de contar con el apoyo de la comunidad, de familiares o de amistades, en caso de urgencias o necesidades extremas, como el gesto generoso del Buen Samaritano. La libertad se refiere a la posibilidad del individuo de tomar decisiones libres sobre los objetivos de su vida, sin interferencia de ninguna autoridad. La generosidad tiene que hacer con las donaciones que se efectúen a organizaciones no gubernamentales o a iglesias para obras de caridad o de desarrollo social, inclusive al correcto pago puntual de impuestos. Para efectos de la esperanza de vida se hace referencia a las estadísticas producidas por entidades internacionales, como la Organización Mundial de la Salud; mientras que los datos de la producción interna se basan también en cifras oficiales de organismos internacionales, como el Banco Mundial.

La mezcla de esos factores define el índice de bienestar, que en el caso de Panamá últimamente fue 6.78, cuando la calificación del mejor, Suiza, fue 7.58. Ese índice de bienestar general no se fundamenta en una felicidad pasajera ni en progresos tecnológicos o riqueza material. Depende de la satisfactoria calificación en cada uno de los seis factores mencionados: corrupción, apoyo, libertad, generosidad, expectativa de vida, producción. Panamá los aprobó en el 2015.

EXDIPUTADA

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