• 25/03/2016 01:00

Aplicando el humanismo

Un fuerte sentimiento de respaldo y de reconocimiento a su acendrada bondad y ayuda al prójimo

Al terminarse la visita pastoral del papa Francisco a México en este 2016 quedó, en todos los que pudieron observarla lo más posible, un fuerte sentimiento de respaldo y de reconocimiento a su acendrada bondad y ayuda al prójimo, sus hermanos, en todas las versiones de humanismo.

En búsqueda de la aplicación de ese mismo humanismo, en muchas partes del mundo muchos espíritus superiores, en su propio ámbito, inmersos en la causa de Francisco, se han esforzado por aplicar el humanismo por amor al prójimo, por el amor a Dios. En Panamá, los que tuvieron el privilegio de compartir vivencias con el sacerdote jesuita Néstor Darío M. Jaén F., fallecido en 2006, fueron enaltecidos por su humanismo, complementario de todas las otras facetas y virtudes de una personalidad excepcional, antítesis de las personas que interpretan el servicio al prójimo como simples objetivos político-religiosos que, incluso, podrían ser impuestos con terror fanático.

La formación escolar y cultural de Néstor, y sobre todo las conductas y enseñanzas religiosas, fue un vector que produjo en su espíritu un vibrante humanismo. Este se tradujo en una permanente vocación en ayudar al prójimo, en cuanto aspecto material o espiritual lo necesitase, conduciéndolo a encontrar nuevos horizontes de bienestar, por amor y aprecio, independientemente de su situación religiosa, política, social, étnica o de género humano.

Para Néstor era lo mismo aplicar esa visión de solidaridad: tanto en dirigir excursiones turísticas religiosas como en asistir a ritos en sinagogas o templos bahá'ís, episcopales o evangélicos; como en prestar servicio social voluntario en su país o en el extranjero; como en integrar una comisión con los pastores Ernesto Weigand, de la Iglesia Luterana, y Alcibíades López, de la Iglesia Bautista, para buscar con el militar Noriega, en reunión directa con él, su salida pacífica del poder político que evitara enfrentamientos que ocasionaran daño al país; como en proponer y obtener que el Ministerio de Educación estableciera, a nivel de estudios universitarios, un servicio social obligatorio.

Pero no todos los proyectos humanistas cristalizaron. Así como fracasó la gestión con Noriega, tampoco pudo desarrollar la de crear Comunidades de Vida Cristiana en diferentes lugares que conformaran núcleos de personas, sencillas y de bajos recursos, que se reunieran regularmente para crecer en espiritualidad, solidaridad y amor. A la larga este proyecto tendría, presumiblemente, unas consecuencias enormes en el ambiente social en Panamá para: reducir, frenar y prevenir desvíos delincuenciales de personas descarriadas; ofrecer orientación en educación sexual, en los aspectos sociales y religiosos, y; alcanzar el pleno respeto hacia el prójimo. Todo ello sin atenerse al impulso gubernamental para lograrlo.

No obstante, sí han prosperado los ‘Talleres de Jesús en los pobres ', programa de ayuda social de autogestión, fundado por Néstor, para que los más desvalidos tuvieran una esperanza y oportunidad de mejorar su calidad de vida por medio de un novedoso trabajo. Al respecto, se han desarrollado más de cien proyectos, entre los que se encuentran: cooperativas, taller de modistería, granja autosostenible, panadería, etcétera.

Con parecido propósito también logró hermanar a gente económicamente pudiente, de algunas parroquias céntricas, con las de pocos recursos de otras en la periferia de la ciudad para que, trabajando en confraternidad, realizaran giras médico-asistenciales a comunidades rurales, que no solo brindaran servicios médicos y odontológicos sino ayuda en amplia gama de actividades sociales.

En otra iniciativa, que felizmente otro sacerdote por su cuenta ha continuado siguiendo su ejemplo, organizó y condujo excursiones turísticas a santuarios y a sitios impregnados de gran religiosidad, como a: Tierra Santa, Lourdes, Fátima, la capilla de la Virgen de la Medalla Milagrosa, la Catedral de San Pedro y la capilla Sixtina, y hasta al monasterio Meteora, regentado por sus grandes amigos... los monjes Kalambaka ortodoxos griegos. En acercamiento similar, el papa Francisco se reunió con Cirilo, patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, después de casi mil años de alejamiento entre ambas iglesias cristianas.

Producto del humanismo de Néstor fue su sencillez, compromiso con los pobres, autoridad moral, amplitud, y elevada espiritualidad; atributos como los de un papa... que en su infancia soñó llegar a ser.

INGENIERO CIVIL.

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