• 25/05/2016 02:00

Mejor o peor que antes

‘No es cuestión de comparar si estamos peor o mejor que antes: simplemente que nos comprometimos a poner a Panamá Primero y no lo hacemos'

Admito que, como muchos, me entusiasmé con la lucha contra la corrupción que emprendió el Gobierno instaurado el 1 de julio de 2014. Nos merecíamos mejores y más honrados gobernantes, capaces de anteponer los intereses colectivos sobre los personales, tal como se demostró por los cuatro costados que había sido la anterior administración. Queríamos transparencia en la gestión pública.

Los nombramientos de Federico Humbert y Nitzia de Villarreal en la Contraloría, de Kenia Porcell en la Procuraduría de la Nación, de Rigoberto González en la Procuraduría de la Administración, de Angélica Maytin en Transparencia y de Guido Rodríguez en la Fiscalía de Cuentas lograron afianzar ese entusiasmo inicial, que desafortunadamente poco a poco se ha ido desvaneciendo, no tanto por los nombrados, sino por acciones propias del Órgano Ejecutivo.

El presidente, a pesar de que tanto criticó las componendas de su antecesor en la Asamblea Nacional en aquello de comprar diputados opositores para su bancada, ha hecho cosas similares; nadie sabe el precio que se ha tenido que pagar del presupuesto de la Asamblea para amarrar los votos de los disidentes PRD y Cambio Democrático. Ha nombrado parientes de diputados opositores en cargos oficiales hasta diplomáticos. Facilita recursos a la Asamblea para tener contentos a los diputados, que le dan la mayoría en sus propuestas, importándoles poco el sentido de la independencia de los poderes, que tanto se cuestionó en el periodo anterior. Lo vimos con la Ley de Contrataciones Públicas, aprobada a tambor batiente, desoyendo las críticas que había, para ahora, ante la presión ciudadana, anunciar que se revisará. Aún esperamos el resultado de lo que gastaron diputados, de todos los bandos, en el PAN, lo cual de antemano sabemos no se dará nunca por los panameñistas allí involucrados.

No se ha procesado a ninguno de sus funcionarios o copartidarios envueltos en actos de corrupción, caso del exdirector del IMA, el médico falso, el exalcalde de Panamá, la viceministra del Mides y funcionarios recién renunciados, con lo cual se genera una percepción de impunidad. Hay muchos altos directivos del Gobierno anterior involucrados en actos de corrupción que parecieran haber arreglado en alguna forma con los nuevos gobernantes, porque ya nadie los menciona. Hasta negocios nuevos exhiben, de repente en sociedad con alguno de los que hoy están en el poder.

Nadie concibe que, después de todo el escándalo de los ‘Panama Papers ', aún haya parientes y recomendados de Ramón Fonseca Mora laborando en el Gobierno. Tampoco ha sido bien visto que, ante el atrevimiento del Gobierno de los Estados Unidos de anunciar las medidas contra el Grupo Waked durante la visita de Varela a Washington, este no haya regresado a Panamá de inmediato, molesto por ese acto tan hostil y preparado, con lo cual dejaron muy mal paradas a las agencias de investigación panameñas. Además de Francia, los Estados Unidos se han limpiado con el nombre de Panamá y, al paso que vamos, otros seguirán.

A dos años del Gobierno de Juan Carlos Varela percibo que seguirá aislándose, no solo frente a la opinión pública nacional, a quien no consulta ni le presta atención, sino también a nivel internacional donde cada vez el nombre del país queda más mal parado y no se ven reacciones proactivas y valientes en su defensa, sino más bien poniendo parches en cada lugar donde nos atacan.

En momentos como el que vivimos, el presidente ha fallado en unir a los panameños convocando al necesario y postergado diálogo nacional que tanto urge. Aquí no es cuestión de comparar si estamos peor o mejor que antes: simplemente que nos comprometimos a poner a Panamá Primero y no lo estamos haciendo.

ABOGADO Y POLÍTICO.

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