• 30/05/2016 02:00

Solidaridad con El Siglo y La Estrella de Panamá

Expreso mi total solidaridad en defensa de su permanencia

Ahora que soplan vientos tormentosos contra los referidos diarios, pese a ser empresas sólidamente prestigiosas, nunca investigadas por ningún acto al margen de la ley, con apego estricto a la libertad de información dentro de nuestro sistema democrático, expreso mi total solidaridad en defensa de su permanencia y que su personal, tanto periodístico como administrativo, siga asegurando su estabilidad laboral.

La Estrella de Panamá de mayor antigüedad, tengo el recuerdo desde que inicié mis estudios de Primer Ciclo en el Instituto Nacional y sentí el ego de aparecer en sus páginas, novato entonces en mis principios cívicos y políticos, di mi apoyo al líder panameñista Arnulfo Arias Madrid, quien había ascendido al solio presidencial tras hechos escabrosos, luego del derrocamiento del presidente Daniel Chanis, tras solicitarle la renuncia al comandante jefe de la Policía Nacional, José Antonio Remón Cantera, que al negarse, lo derrocó por la fuerza.

Saltando hechos conocidos de la historia política, pude entonces entender que el recuento de votos que legitimó al arribo del doctor Arias, a priori me llevó a hacer la publicación citada, que luego lamenté, sustentada, meramente, en el aspecto constitucional por no tener conocimiento de sus antecedentes de su régimen de corta dirección en 1941, pese a su apego a los principios, genuinamente, nacionalistas que le permitieron ganar gran caudal político hasta el último día de su existencia.

Sin apartarme de mi rechazo a toda maquinación interna o externa, debo referirme por igual a El Siglo , como también siempre mis escritos han sido de gran aceptación a lo largo de muchos años en que no se me han puesto obstáculos a ninguna de mis opiniones, siempre contra los desgreños administrativos y en su esencia, para orientar la conciencia del pueblo. Claro que mi inteligencia me ha indicado siempre el tacto que debo entender sobre la línea editorial de cada periódico.

Hacen bien todos los medios periodísticos en mantenerse solidariamente firmes para que no se materialice la amenaza ya al descubierto. Hacen bien igualmente los futuros periodistas que han de egresar de las diferentes universidades de nuestro país, en no bajar la guardia y, únicamente, los que se muestren indiferentes a esta draconiana amenaza, se harán cómplices por omisión, si es herida gravemente en este sentido la libertad de expresión, esencia principal de nuestra democracia.

ABOGADO Y PERIODISTA.

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