• 25/07/2016 02:01

El problema educativo: un nudo gordiano

Llama la atención que ninguna universidad se ofreciera como mediadora en esta última huelga del sector educativo 

Siempre he sostenido que la educación debe ser laica, gratuita y de calidad en todos sus niveles incluso, para lo ricos cuyos padres también pagan impuestos.

Los ciudadanos Gustavo García de Paredes, Pablo Thalassinos, Doris Rosas de Mata, Salvador Rodríguez, Belgis Castro Jaén y Marcela Paredes tienen dos cosas en común: todos han ocupado la cartera de Educación y han sido autoridades máximas en sus respectivas universidades. Estamos hablando de un periodo de 38 años, aproximadamente unas 7.5 generaciones de alumnos en promedio egresados de las facultades de Educación.

Lo indicado mueve a pensar que las universidades no son ajenas a la problemática que aqueja al sector educativo y que sin lugar a dudas, podrían jugar un papel central en su resolución.

Las universidades no deben formar maestros. Su finalidad es la preparación de especialistas en didáctica, nuevos métodos de enseñanzas, desarrollo curricular, sistemas de evaluación, etc. Los maestros deben prepararse en colegios normales modernos, de avanzada. Sin embargo, hoy en varias universidades estatales se instruyen docentes de primaria y secundaria. En el caso de la Universidad de Panamá, las exigencias de ingreso no se condicen con la magnitud de la responsabilidad que tiene el docente, como formador de nuevas generaciones. Recordemos, por ejemplo, que en países con procesos educativos de vanguardia, los requisitos de ingreso a los programas de formación para docentes son los más exigentes de todas las carreras. Los errores del médico se entierran, los de un maestro mal informado, se acrecientan con los años.

Es urgente que hagamos un alto y un examen detallado de los maestros que salen de nuestras aulas y sus perspectivas de tener un trabajo digno; los docentes deben tener un salario holgado que les permita desempeñarse con tranquilidad y sin apremios económicos que les distraigan de sus labores, con asistencia efectiva del Ministerio en lo que se refiere a su formación continua y el suministro de los materiales didácticos requeridos. Atender un promedio de 40 jóvenes que vienen en la mayoría de los casos desatendidos por sus propios padres no es fácil ni placentero, y menos en planteles educativos en condiciones paupérrimas donde la tónica es que falta de todo.

Hay que tener en cuenta que muchos de los que ingresan a las facultades de Educación buscan una salida laboral rápida. Provienen de hogares deprimidos económicamente y por lo tanto han asistido a escuelas donde se imparte una formación deficiente (problema que se agrava en la áreas comarcales de difícil acceso) y así ingresan a la educación terciaria iniciándose otra vuelta de rosca. En las actuales circunstancias, que sin lugar a dudas se prolongarán al menos otros cinco años, sería beneficioso un curso propedéutico, con miras a lograr una mayor calidad media del alumno de primer ingreso aunque muchos argumenten: ‘la carrera se va a alargar ', ‘nos vamos a quedar sin alumnos o sin horas de clases '. Lamentablemente, de seguir con la actual tónica general, nos quedaremos sin educación.

Llama la atención que ninguna universidad se ofreciera como mediadora en esta última huelga del sector educativo. Es imperioso deponer actitudes confrontadas entre los sectores involucrados e iniciar un diálogo (con fecha de vencimiento) objetivo sobre la situación y perspectivas educativas en el país.

DOCENTE UNIVERSITARIO.

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