• 30/12/2016 01:01

Seguridad y canasta básica, prioridades 2017

El año 2016 que finaliza, fue uno lleno de altibajos políticos, económicos y sociales

El año 2016 que finaliza, fue uno lleno de altibajos políticos, económicos y sociales. Para el común de los panameños, a la mitad del período presidencial aún sigue pendiente, por cumplir, la mayoría de promesas y metas por parte del Gobierno de turno. Existe una mezcla de sentimientos encontrados por parte de la ciudadanía que esperaba realmente un avance positivo, que se reflejara en mejores condiciones de vida y en la solución de problemas que usualmente nos agobian y que siguen sin soluciones efectivas.

Al presidente de la República y a su Gobierno, les toca atender y resolver las principales dificultades del país. Entre ellas destacan el aumento de la inseguridad pública y de la criminalidad en el país; el alza constante de la canasta básica, y mejorar las condiciones económicas de todos los panameños, no solo de los miembros de la Fuerza Pública. A estos problemas se suman la falta de agua potable y el deplorable servicio de recolección de basura, en particular en la ciudad capital y en los distritos de San Miguelito y Colón, prioritariamente.

Miles de panameños viven la insatisfacción y la desesperanza al sentir temor por su seguridad personal y de los suyos. A pesar de los ingentes esfuerzos de la Policía Nacional al enfrentar la creciente inseguridad, sus autoridades insisten en seguir mostrando cifras estadísticas sobre disminución de la criminalidad en el país. Ciertamente se han reducido los homicidios, pero hechos como asaltos violentos, robos, hurtos, violencia doméstica y violaciones carnales se han disparado y son una realidad para la ciudadanía y que poco o nada son mencionados en las aludidas cifras estadísticas oficiales.

El continuo aumento de los precios de los alimentos ha cambiado los hábitos de consumo de los panameños y no precisamente para bien. Los subsidios a ciertos productos y los controles de precio de emergencia pueden considerarse como importantes medidas temporales, pero no dieron los resultados esperados o prometidos. Se requiere agilizar el funcionamiento del Estado, la demora y dilatación en la ejecución de presupuestos de las instituciones del Estado afecta negativamente el progreso del país, generan estrés, inconformidad, tensión y, a la larga, animadversión hacia la clase política gobernante y a la imagen del Gobierno. Además, las improvisaciones parecen ser las que marcan buena parte de la gestión gubernamental. ¡Urgen cambios en el Gabinete!

Por otro lado, los panameños se sienten desplazados y amenazados por la ola migratoria que invade nuestro país, y que pone en riesgo las fuentes de trabajo de los nacionales. Para nadie es un secreto que algunos empresarios prefieren pagar mano de obra extranjera más barata. Además, muchos crímenes son cometidos por extranjeros y nuevas formas de criminalidad importadas se evidencian en el país. No se trata de xenofobia, se trata de justicia y equidad para nuestros ciudadanos.

La reparación de calles a nivel nacional por parte del MOP, nunca llenó las expectativas de los usuarios y se caracterizó por generar demoras en el servicio del transporte público, continuos tranques de tráfico, malestar para los usuarios, y otros problemas que generaron las crisis de todos conocidas. Las constantes críticas sobre la lentitud del Gobierno y a la poca presencia de ciertos ministros en los medios contribuyeron a aumentar, en cierta forma, la mala imagen o percepción que tienen los ciudadanos sobre ellos. No obstante, obras como la Línea 2 del Metro, Techos de Esperanza y el desarrollo de Colón, demuestran que sí se puede avanzar en el mejoramiento de las condiciones de vida de los ciudadanos, cuando son bien planificadas y mejor ejecutadas.

Lastimosamente, Panamá sigue encabezando la lista de los países con mucha desigualdad económica. Seguimos siendo un país de gran inequidad social y de una mala distribución de la riqueza. Todo ello no se corresponde ni va de la mano con el presumido y alardeado crecimiento económico del país del 5.2 %, por parte de las autoridades responsables. Como país, estamos poniendo en riesgo el adecuado desarrollo de los niños y jóvenes, que son el futuro de Panamá. Al respecto, solo el 27 % de la población considera al final del 2016 estar mejor que el año anterior. Pero no todo está perdido. El 59 % tiene la esperanza de que en el 2017 estará mejor que en el año que termina.

Que las fiestas de Navidad y el inicio del Año Nuevo sean momentos para la reflexión, la autoevaluación y la preparación para lo que deseamos para nuestro futuro en 2017. Así sea.

ABOGADO

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