• 21/04/2017 02:02

Un país con la necesidad de rescatar los valores éticos y morales

La crisis del país no solo incluye los aspectos económicos y sociales

Cuando hablamos de cultura ciudadana, de seguridad, del consumidor o de rendición de cuentas, lo hacemos con la intención de influir en la sociedad para que desarrollemos patrones de conducta que lleven al país por un camino correcto, donde las acciones y resultados sean en base a prácticas transparentes y honestas que eleven el nivel de integridad y profesionalismo de los panameños.

La cultura como tal, no solo puede entenderse como las artes. Las artes son una manifestación de la cultura. Mas, muchos la interpretan como un simple entretenimiento para una feria o un evento cualquiera, lo cual es un error. Esas expresiones incluidas, como las letras, artes plásticas, música, artes escénicas, danza, gastronomía, artes audiovisuales y cinematográficas, envían un mensaje sobre nuestra idiosincrasia, nuestros comportamientos, valores y creencias que expresan la razón de ser de nuestra sociedad.

Cuando un artista se manifiesta por medio de sus obras, ese producto cultural merece respeto y la interpretación de una sociedad que valore esos esfuerzos como parte de la identidad que evoluciona cada día.

La crisis del país no solo incluye los aspectos económicos y sociales. Las manifestaciones culturales forman al individuo, lo hacen creativo e innovador y le permiten entender profundamente nuestra identidad que ha sido desvirtuada por el exceso de corrupción y creer que lo mejor viene de afuera. Un ejemplo es lo sucedido en múltiples ocasiones con nuestro traje típico, la pollera, cuando, por llamar la atención, se ha alterado su imagen en espectáculos comerciales.

Nuestros gobernantes deberían ser conscientes de que invertir en cultura no es solo financiar o apoyar eventos artísticos, sino que estos eventos deben enmarcarse en una estrategia nacional para fortalecer la identidad, valores éticos y morales que han sido afectados en los últimos años.

Para algunos nacionales el sugerir que ‘no importa si robaron, si hicieron obras', es un error que deja mucho qué pensar.

La pésima distribución de la riqueza en el país no puede ser simplemente ocultada por subsidios que ocasionan que las personas carezcan de las opciones mínimas para construir su presente y futuro como se debe. Los subsidios deben tener principio y fin. Entrar en una condición y, con un plan estratégico, salir en un tiempo prudente en otras condiciones que le permitan a esas familias ser parte del proceso productivo del país.

El INAC, en su función prevista en la Constitución Nacional, debe preocuparse más por promover eventos que realmente ayuden a la formación integral del ser humano. Somos un país donde no conocemos a nuestros artistas, llámese escritores, pintores o músicos. Todo ese talento acumulado en 75 años de los Premios Ricardo Miró o los Premios Roberto Lewis debe ser expuesto en las escuelas, colegios y universidades del país, no quedar oculto en las galerías de la institución.

El Ministerio de Educación debe ponerse de acuerdo y realizar un tiraje de obras a bajo costo de escritores nacionales y por medio de los profesores de español del país promoverlas, incluso invitando a los autores vivos a que compartan su talento con los estudiantes. Hablamos de más de 3000 escuelas y colegios, sin incluir las universidades. Ese esfuerzo debería ser apoyado por el Ministerio de Economía y Finanzas que en todos los Gobiernos que recuerdo ha puesto obstáculos y le ha negado a estas dos instituciones los recursos necesarios para poder brindar la labor para la que fueron creadas.

Imagínense que en cada escuela o colegio del país se instituyeran círculos de lectura con profesores de español o promotores culturales preparados adecuadamente y que igual hubiesen conjuntos folklóricos, como en efecto en muchos los hay, pero que se les explicara a los estudiantes el significado e importancia de ese traje nacional.

¿Fortalecerían esas acciones nuestra identidad y orgullo nacional?

EXDIRECTOR DEL INAC, GESTOR CULTURAL.

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