• 22/05/2017 02:01

Varela está a tiempo de corregir rumbos

Iré directo, sin pensar en esa prima de la hipocresía llamada diplomacia.

Iré directo, sin pensar en esa prima de la hipocresía llamada diplomacia. Estoy harto de las metidas de pata, en materia de información y relaciones públicas, de este Gobierno; lo mismo sentí con el reciente pasado. Desde que inició la administración lo he advertido, incluso ofrezco asesoría gratuita, para aconsejar, guiar, a esta administración en este segmento tan vital para la vigencia ordenada y pacífica del Gobierno.

Usted, señor presidente, tiene, en mayor grado, la responsabilidad de lo que pasa. Le cuento que durante la presidencia de Guillermo Endara Galimany advertí que uno de los dolores de cabeza que iba a tener, como responsable de la Secretaría de Prensa, sería su manía de hablar en cualquier parte y atender a los periodistas, luego de giras, cortes de cinta, conferencias, etc.

En ese momento intuí que el presidente, por muy hábil o inteligente que fuera, no iba a tener la capacidad para responder a cuánta pregunta se les antojara a los periodistas. Hubo una declaración de Endara que aceleró el destino de lo que planeaba hacer. Por respeto a su memoria, aunque eso lo resaltaron los medios, a principio de los 90. Por ahora, me abstendré de detallarlo. En esa oportunidad fuimos al complejo de la Caja de Seguro Social (CSS), a anunciar que se había triplicado la inversión en medicinas, reparado diez quirófanos y una serie de noticias positivas, pero, al final de todo, cuando el presidente atendió a la prensa, el tema de interés no era la buena noticia; los medios intentaban aclarar un golpe de Estado que estaba gestando, supuestamente, la alta dirigencia del Partido aliado, el Demócrata Cristiano.

Endara expresó tantas cosas sobre ese rumor que mató el efecto positivo de su visita a la CSS, y para rematar, dijo una infortunada frase que fue titular nacional e internacional. Desde ese momento, solo con mis pensamientos, decidí hacerle una propuesta, para evitar otra situación similar. A partir de la siguiente semana, Guillermo Endara Galimany, solo atendería a los periodistas a través de una conferencia de prensa semanal, pautada los jueves y a partir de las dos de la tarde. Ese día los ministros tenían indicaciones de no dar declaraciones, no hacer contacto con los periodistas, pues el jueves, era, de forma exclusiva, del presidente de la República. Después de esta decisión, cuando Endara se encontraba con periodistas interesados en entrevistarlo tenía una respuesta positiva y diplomática, ‘los espero el jueves, a las dos de la tarde, en el salón Amarillo del Palacio de Las Garzas'.

Le pregunto a J. C. Varela ¿por qué no hacer lo mismo, conociendo los resultados positivos? ¿Cuál es su afán de hablar con la prensa sin la preparación y reconociendo que es improbable que usted maneje, al dedillo, todos los temas? Usted dejó de ser candidato, ahora representa la majestad de la Patria. Haga que la nación espere, con ansias, su declaración semanal y no permita que la gente diga, hasta el cansancio, ‘de nuevo el presidente en televisión, en la radio, en los periódicos'. Un mandatario habla de cosas importantes y puntuales; no está para responder en cualquier esquina, zaguán, iglesia, campo, hotel, etc. Pareciera que existe ludopatía por salir en los medios, en especial en la televisión.

Estas reflexiones las hago luego de numerosos casos donde se reacciona o donde se escapan los temas de las manos por el mal manejo informativo. Para muestra dos botones: el tema de Mizrachi, detenido en Colombia, y el más reciente, con las cirugías pagadas a dos funcionarios que devengan suficiente dinero para costeárselas. Y hay más ejemplos.

También me preocupa su constante exposición mediática, la cual, en algunos casos, lo ha hecho cometer errores de opinión pública, los cuales se pagan caro. Todavía le queda un pequeño espacio para enmendar a juzgar por el tiempo que lleva en la silla presidencial.

Por la falta de respuestas coherentes y de una política definida, en materia de información, algunos sectores, con claros intereses, han tomado ventaja frente a la opinión pública, haciendo que lo pongan, tanto a usted como a miembros de su Gabinete, en ridículo. Lo más triste es que, de su administración, sale mucha comidilla que propicia el morbo. No voy a mencionar la larga lista de faltas cometidas que son fáciles de corregir con una respuesta a tiempo, con una decisión temprana y eficaz o el manejo apropiado frente las crisis.

Recuerde aquel pasaje histórico cuando Pompeya, la mujer del César, asistió a una orgía, como mera espectadora (esto era permitido, por tradición, en aquella época). Esto obligó al emperador romano a pedirle el divorcio. Muchos defendieron a la emperatriz, alegando que no hizo nada deshonesto, que solo fue como público, a lo que Julio César contestó: ‘La mujer del César no solo debe ser honrada, sino, además, parecerlo'. Este episodio nos llama a la meditación sobre sus actuaciones, las de sus colaboradores, en el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

Con la escogencia de la junta directiva de la Asamblea Nacional, del nuevo magistrado del TE, etc., pareciera que existe un gran vacío entre ser y parecer. Las prácticas que aborrezco, y que se dieron en el pasado, se repiten en su Gobierno: el clientelismo, la falta de lealtad y fidelidad; la compra de conciencia partidaria, a través de nombramientos de gente ineficaz, por el solo hecho de ‘ser mi amigo' o militante; las destituciones masivas de personas que fueron entrenadas, en cursos nacionales e internacionales, donde el Estado invirtió tiempo y dinero, la selectividad en el Ministerio Público, donde las medidas cautelares son distintas para unos, pese a ser el mismo delito, en fin, J. C. Varela, me preocupa, como a muchos, lo que pasa.

Otro detalle que me llama a la reflexión es su insistencia de dejar de invertir en propaganda, publicidad, periodismo y relaciones públicas. ¿Usted sabe por qué los huevos no se pierden en el campo? Gracias al mejor ejemplo de publicidad, el campesino logra saber dónde puso la gallina el huevo. Es que ella, sin ser superior a nosotros, cuando depone, lo empieza a cacarear, de tal manera que llama la atención de sus dueños. Si usted no cacarea lo que hace, el pueblo seguirá calificando de manera negativa su gestión. Hay muchas otras cosas que desearía decirle, pero lo dejaré para un libro que estoy escribiendo sobre cómo guiar a un presidente para que sea exitoso. Gobernar no es difícil si se hacen las cosas bien, pero si nos apartamos de las promesas y cometemos los mismos errores que tanto criticamos a otros, estaremos a pocos metros de caer en el abismo de la decepción, el desencanto.

Usted es una persona joven, tiene un largo camino por recorrer. Permita que al final de su Gobierno la gente lo aclame, lo felicite y lo ponga en el sitial de los grandes. Ya no puede hacerse imagen con ser un colaborador y defensor de aplicar la justicia, eso, en las actuales circunstancias, es hasta contraproducente, a juzgar por lo que se ve en los medios tradicionales y en las redes sociales. Si continúa como va, cada día que pase serán 24 horas menos de popularidad y más espacio para la oposición. Por ahora, en el panameñismo sobresalen dos figuras, con sus aciertos y errores, son ellas, su fundador, Arnulfo Arias Madrid y Guillermo Endara Galimany, a quien muchos lo reconocen como el Padre de la Democracia Moderna; espero usted logre igualarlos, todavía está a tiempo, pero advierto, le queda poco espacio para maniobrar. Que Dios lo ilumine durante los meses restantes y que le permita llegar a puerto seguro.

PERIODISTA, PROFESOR Y ESTRATEGA EN PROPAGANDA.

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