• 01/12/2017 01:03

El papel de los alimentos en la salud

Es una forma descarada de hacer negocios porque sabemos que cada día hay más personas obesas y enfermas debido a sus productos

Los alimentos procesados, altos en azúcar, bajos en fibras, cargados de aditivos y llenos de sustancias químicas, forman el 50-60 % de las calorías en la dieta panameña. Tenemos un Gobierno que regula el precio de los alimentos porque políticamente está preocupado por el costo de la canasta básica, pero paradójicamente está pagando un precio altísimo por la comida barata. Los costos de la atención de salud en Panamá alcanzan más de $1800 millones anualmente, de los cuales un 75 % se dedica a las enfermedades que podrían prevenirse si cambiamos nuestra dieta colectiva. Eso equivale a más de $1300 millones gastados cada año curando enfermedades que podrían evitarse. Padecimientos cardiacos, diabetes y embolias que representan una gran proporción de las enfermedades con las que vivimos y morimos, y que son prevenibles.

Como país debemos centrar nuestros recursos en la prevención de estas enfermedades. Si lo miramos desde el punto de vista económico y humano, es mucho más barato prevenir una enfermedad que curarla. Desde hace muchos años hemos compartido una simple receta de salud: hacer media hora de ejercicios físicos al día, cinco días a la semana, y por supuesto tener una buena alimentación basada fundamentalmente en alimentos frescos, principalmente frutas y vegetales.

Hay mucho debate cuando se trata de nutrición. En un libro dicen, ‘comer trigo y cereales integrales' y luego en otro dicen, ‘comer trigo aumenta el nivel de azúcar'. La realidad es que no hay discusión acerca de la importancia de la actividad física y no hay argumentos en contra de la importancia de las frutas y los vegetales en la dieta. Lo que verdaderamente enciende el debate es que nuestros niños están expuestos a alimentos dañinos y que las empresas fabricantes de comida chatarra tienen sus propias ideas sobre lo que quieren ofrecer a sus clientes.

Un estudio reciente encontró que los niños en edad preescolar aseguran que los alimentos servidos en las franquicias de comida rápida son mejores que la comida hecha en casa. Es evidente que la publicidad y comercialización de comida chatarra a niños juega un papel importante en la obesidad infantil. Como sociedad, estamos pagando un precio muy alto y es hora de actuar. Desafortunadamente, la batalla no será fácil. Empresas como McDonald's y Coca Cola afirman que la educación al consumidor es la solución. Nuestra opinión es otra: la industria necesita vigilancia porque hasta ahora los niños han estado a la merced del mercado y merecen tener acceso a una buena nutrición.

La forma en que muchas empresas de comida chatarra y embotelladoras de soda influyen en lo que se sirve en los comedores escolares solo puede llamarse ‘descarada'. Es decir, McDonald's está orgullosa de lo que ellos llaman ‘Noches de McProfesores', ocasiones en las que profesores trabajan detrás del mostrador y sirven hamburguesas, papas fritas y sodas a estudiantes y acudientes. McDonald's afirma que estos eventos sirven para recaudar fondos para las escuelas, pero en realidad McDonald's dona solo una pequeña proporción, en muchos casos menos del 10 % de los ingresos del evento. Es evidente que estas actividades están diseñadas para vender comida chatarra directamente a estudiantes y crear una lealtad de marca.

Es frustrante ver lo que la industria y las franquicias de comida rápida son capaces de hacer. El dinero lo puede todo, desde hacer obras de beneficencia para bien o manipular papilas gustativas para mal. Lo cierto es que las grandes empresas muchas veces utilizan su posición en nuestra sociedad para abusar, pagando publicaciones de su responsabilidad social hasta auspiciando eventos culturales y deportivos. Es una forma descarada de hacer negocios porque sabemos que cada día hay más personas obesas y enfermas debido a sus productos.

Pero tenemos esperanza en que la nueva ley de promoción de hábitos alimentarios en los centros escolares rinda su fruto y permita una posterior prohibición de anuncios de comida chatarra destinados a niños que se transmiten por radio, televisión, Internet, teléfonos móviles, materiales impresos, carteles, vallas y material promocional. Si tuviéramos un sistema que valora la salud, pudiéramos aspirar a emular lo que ya hacen en otros lugares donde sí han tomado cuenta de que la prevención es un mecanismo efectivo para promover salud. Lastimosamente, en nuestro país todavía la salud se asocia más como un negocio que como un derecho constitucional. Por eso, el día en que la salud sea considerada verdaderamente un pilar de nuestra sociedad, todos nos vamos a beneficiar enormemente.

EL AUTOR ES EMPRESARIO, CONSULTOR EN NUTRICIÓN Y ASESOR DE SALUD PÚBLICA.

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