• 09/02/2018 01:03

Constitución Política: modelo agotado y regeneración |

Precisamente, la amalgama de la política sin principios, la riqueza sin trabajo y los negocios sin moral

Hay que regenerar nuestro sistema político y el ejercicio del Estado. De lo contrario, desembocaremos en una democracia frustrada, un Estado fallido y una sociedad fracturada por la desigualdad y la concentración de la riqueza. Estos no son procesos aislados. Es una crisis sistémica. La última prueba: los hechos, desde la designación por el Ejecutivo de las dos magistradas, su rechazo por el Legislativo y la renuncia a su cargo del presidente de la CSJ.

Siempre, ¡más de lo mismo! Desde el Ejecutivo, al faltar a su promesa de cumplir el Pacto de Estado por la Justicia y designar magistrados entre sus allegados, la injerencia de ministros ante la Comisión de Credenciales y el empecinamiento de imponer a sus designadas, a pesar del amplísimo rechazo ciudadano. Hasta el Legislativo, que si bien votó en contra, en ejercicio de sus funciones y en sintonía con la ciudadanía; está desacreditado por su habitual subordinación y su falta de transparencia. En paralelo, un Órgano Judicial, seriamente cuestionado por su selectividad; influenciado por intereses políticos y económicos; la lentitud de sus procesos; y sus fallos contrarios a la justicia, donde ‘el pobre y sus hijos' van a la cárcel y ‘el influyente o el rico y sus hijos' quedan libres, al beneficiarse de acuerdos de pena.

La Constitución Política, no debe ser manipulada por quienes dirigen los órganos del Estado para servir a sus intereses y a grupos empresariales. Este es el problema de fondo: el modelo constitucional está agotado. Este presidencialismo, que se critica cuando se es oposición, pero se justifica cuando se es Gobierno, está mal acostumbrado a imponer ‘sus' magistrados, para disponer de ‘su bancada' en la CSJ y someter al Legislativo, utilizando como cancerbero al MEF, la CGR y la PGN.

Precisamente, la amalgama de la política sin principios, la riqueza sin trabajo y los negocios sin moral; que identifica Gandhi, como factores que destruyen al ser humano, sostienen el Sistema Corruptor, que aprovecho Odebrecht. Por ello, contrario a la opinión del contralor Humbert, Panamá no es un país pobre. Panamá es un país rico, que es empobrecido por algunos delincuentes metidos a políticos y empresarios inescrupulosos, que, en contubernio con autoridades incompetentes y/o cómplices, se enriquecen a costa de empobrecer a su pueblo. Mientras ellos se enriquecen, las grandes mayorías, en especial las capas medias, pagamos el alto precio de: la inseguridad, el insuficiente transporte público, la pésima educación e ineficiente salud pública, la onerosa educación particular, el alto precio de las medicinas, el combustible y de los alimentos, por la quiebra del productor nacional y las importaciones perversas; los bajos salarios de profesionales, técnicos y trabajadores; el desempleo por la extranjerización del mercado laboral y la degradación ambiental, producto de la inescrupulosa y especulativa inversión inmobiliaria.

Solo nos queda un camino: un proceso constituyente, para darnos una Nueva Constitución. Que desde el ejercicio del ‘poder público que solo emana del pueblo', construyamos un nuevo Contrato Social. Para comenzar a hacer realidad, los fines supremos contenidos en su actual Preámbulo: fortalecer la Nación, asegurar la democracia, exaltar la dignidad humana, promover la justicia social y el bienestar general. Solo posible, si en paralelo se reforma el modelo económico, que genera la desigualdad y la concentración de la riqueza.

Lamentablemente, esta Nueva Constitución quedará pendiente para el próximo periodo de Gobierno. Siempre que seamos exigentes al elegir un presidente con la experiencia y trayectoria de hombre de Estado, que genere confianza y credibilidad. En base a una vida de probada integridad, honestidad, coherencia, transparencia y rendición de cuentas; que bien sintetiza Séneca: ‘Vive con los hombres, como si Dios te viera; habla con Dios, como si los hombres te oyeran'.

ECONOMISTA, COORDINADOR DEL MOVIMIENTO PROGRESO.

‘[...] esta Nueva Constitución quedará pendiente para el próximo periodo de Gobierno. Siempre que seamos exigentes al elegir [...] presidente [...]'

‘La Constitución Política, no debe ser manipulada por quienes dirigen los órganos del Estado para servir a sus intereses y a grupos empresariales'

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