• 01/12/2018 01:00

Ivaldi, siempre institutor

Jaime Humberto Ivaldi Bristán (1909-1947), lleva en su alma toda la rebeldía del arrabal santanero.

Jaime Humberto Ivaldi Bristán (1909-1947), lleva en su alma toda la rebeldía del arrabal santanero. El pintor de la nacionalidad panameña es inconforme, autocrítico, innovador, contestatario.

El siempre institutor en 1928, en el Aula Máxima del Nido de Águilas, con voz patriótica, llama a marchar a la Zona del Canal a sembrar banderas de dignidad y honor, era estudiante de tercer año. Ivaldi se anticipa a la Operación Soberanía del 2 de mayo del 58, a la Marcha Patriótica del 3 de Noviembre de 1959 y al 9 de Enero de 1964.

El aguilucho en 1938, después de su regreso de España, una vez más en el Aula Máxima del Instituto Nacional, vuelve a insistir en marchar al enclave colonial. Un grupo de jóvenes llega cerca del Hospital Gorgas, allí es detenido por los policías zoneítas y retorna al Nido de Águilas, solo los artistas tienen esa visión de futuro y Jaime Humberto lo es.

Luis Gaspar Suárez Sierra, Toty, sobrino del genial pintor, edita una obra excepcional en homenaje al pintor de la luminosidad y el color del exuberante trópico que cautiva a Cristóbal Colón: Humberto Ivaldi. Vida y obra por Toty Suárez. La poesía en el color. El libro tiene un formato, diseño e impresión de lujo, con numerosas fotografías e ilustraciones a color y documentos sobre el devenir de un artista, que, a pesar de sus penurias y privaciones, nos deja con el pincel y talento un legado pictórico de gran valía.

Los ensayos de Álvaro Menéndez Franco y Carlos Rojas, la semblanza de Pedro Luis Prados y perfiles de Nacho Valdés, Enrique Ruiz Vernachi, Rogelio Sinán, Ramón H. Jurado, Stella Sierra, Diógenes de la Rosa, Alfredo Sinclair, Renato Ozores, José Manuel Faúndes, Concha Peña, Felipe O. Pérez, Herasto Reyes, Humberto Calamari, Ramón Oviero, Jorge Conte Porras, Juan Manuel Cedeño, Alberto Dutary, Baltasar Isaza Calderón, Rodrigo Miró, José María Sánchez, Federico Carcheri Jr. y Manuel Orestes Nieto nos ofrecen una imagen íntima del pintor que, ante su infortunio, se suicida a los 37 años.

Ivaldi, el precursor del cromatismo en la plástica nacional, según Pedro Luis Prados, busca la esencialidad del panameño en sus paisaje, bodegones, retratos, murales, carros alegóricos y bocetos. Humberto, siempre temperamental, rompe paradigmas, el ser interior es lava ardiente que anhela fertilizar el suelo artístico de la patria istmeña.

El alumno de Roberto Lewis, llega por méritos a la Academia de San Fernando de Madrid; admira a Goya y Velásquez, son los tiempos de la guerra civil de 1936. Ivaldi es detenido, un cuadro lo salva de morir como Federico García Lorca o Miguel Hernández. Otro cuadro, La sombra que avanza, lo lleva a la cárcel en tiempos de Juan Demóstenes Arosemena. La pintura de Ivaldi es contestataria.

El luminista del esplendor tropical, nos deja una herencia artística impresionante. Álvaro Menéndez Franco, Carlos Rojas y Pedro Luis Prados nos dan detalles de la obra, los cuales sobresalen por la fina percepción estética, formación académica y sobre todo por la fuerza emocional que trasmite en cada una de sus pinturas.

El Bautizo a la Bandera y el Nacimiento de la República, pinturas de tamaño heroico, reflejan el inmenso amor a la Patria, pueden admirarse en el Palacio Municipal del distrito capital. El artista, en el Bautizo de la Bandera, hace gala del dominio del escorzo y la proporción, el diseño es piramidal. La obra es una fiesta de colores con dominio del retrato y un delicado uso del detalle y el dibujo. Pintura premiada por el Municipio de Panamá en 1942.

El Tamborito, cuadro costumbrista, le vale un galardón internacional, es propiedad de la OEA, Ivaldi combina el impresionismo con la espátula.

Viento en la loma es el desborde de colorido y luminosidad en la paisajística nacional. El cuadro es versátil y tiene un movimiento singular.

La Cabeza de Vasco es la alegoría épica inspirada en el poema de Gaspar Octavio Hernández. El cuadro está en el Museo del conjunto monumental de Panamá Viejo. Diógenes de la Rosa, afirma que Ivaldi expresa el lenguaje de los símbolos, pinta con el alma y aprende que para comprender una obra hay que ir más allá de lo visual. El Vasco es un impresionante óleo sobre tela.

Toty Suárez analiza, puntualmente, muchas de las pinturas del maestro Ivaldi.

La era Ivaldiana, surge en la Escuela de Pintura fundada por él en 1939, orienta con pasión a grandes figuras de la pintura panameña, como Alfredo Sinclair, Juan Bautista Jeanine, Ciro Oduber, Eudoro Silvera, Isaac Benítez, Ricardo Antonio Conte Porras, Juan Manuel Cedeño, Mora Noli, Melitón Castro, el Dr. José María Núñez, Freddy Hernández, José M. Zabala, Francisco Cebamanos, Luis Olivardía y Héctor Falcón, entre otros.

La biografía de Ivaldi nos da un imagen del arrabal santanero, cuando asedia a Buenaventura Correoso y a los ‘intelectuales negros'.

El pintor bohemio marca toda una época, es como lo afirma Manuel Orestes Nieto, sin identidad y sin huellas, no existiríamos.

El Municipio de Panamá y el INAC, deben organizar una gran exposición del haber artístico de Humberto Ivaldi como homenaje al pintor que amó con pasión a su patria.

Referencia bibliográfica: Suárez, Luis Gaspar. Humberto Ivaldi. Vida y obra por Toty Suárez. La poesía en el color / Panamá, Editora Sibauste, 2011. 404 p. Ilustrado con pinturas, fotos, enriquecido con numerosos documentos testimoniales y amplia bibliografía.

HISTORIADOR, ESCRITOR Y DOCENTE.

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