• 06/04/2019 02:00

Los carriles y sueños de Porras

‘[...] si algún nombre merece el ferrocarril que se construya en su momento es el de Porras. El ferrocarril ya nació y estuvo en vida latente desde que Porras lo concibió [...]'

En la época en que cursé mis estudios profesionales en la Argentina, pude observar el formidable despliegue en abanico de la red de ferrocarriles que iban desde Buenos Aires hacia todo los confines del país; cada una de esas rutas llevaba el nombre de algún presidente del archivo histórico de esa nación: así me familiaricé con los recorridos del Mitre que llevaba hacia la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe, donde cursaba mis estudios; también estaban el Roca hacia el sur; el Sarmiento hacia el oeste; el Urquiza hacia el litoral y noreste: el San Martín, que entonces todavía marchaba hacia el oeste por otra vía. En fin, que se intuía un propósito de comunicar áreas de producción con el puerto de Buenos Aires.

Con el correr de los tiempos aquel país sucumbió a las imposiciones de las transnacionales yanquis que impulsaban el negocio automovilístico. De aquellos mandatarios obedientes se distinguió el entreguismo de Menem que se esmeró en levantar hasta el último durmiente, retratado en su admonición a los huelguistas ferroviarios: ‘Línea que para, ramal que se levanta'.

En la actualidad parte del pensamiento estadunidense reconoce el rezago yanqui en materia de transporte terrestre, como lo expresara Obama al advertir que envidiaba el desarrollo ferroviario europeo.

Pero lo anterior viene a cuento porque quiero hablar de un panameño ilustre: se trata de Belisario Porras el panameño fundador del Estado Funcional que tenemos después de casi dos lustros de abyección de los llamados próceres. Don Belisario, en su afán de transformar el Estado tipo ‘republiqueta' que habían puesto en sus manos, se dedicó a crear las instituciones y códigos que marcaron el crecimiento de la República y, sobre todo, se dedicó a integrar el país. El sueño de aquel ilustre tableño era comunicar el occidente chiricano con la capital panameña. El tren de David a Panamá era factible y podía hacerse, pero sus sueños se malograron cuando tropezó con la negativa estadunidense, quienes aducían que la defensa del Canal contemplaba aislar la parte central del istmo mediante follaje que impidiera el avance de un virtual enemigo. Porras aceptó los hechos concretos y administró su iniciativa despegando su energía creando la red ferrovial chiricana, la cual, en gran medida, permitió la integración provincial con los réditos que hacen de aquella provincia la flor de la capacidad agro productiva istmeña.

Por lo anterior, si algún nombre merece el ferrocarril que se construya en su momento es el de Porras. El ferrocarril ya nació y estuvo en vida latente desde que Porras lo concibió, otra cosa es su diseño y ejecución que viene de la mano de la iniciativa China que observamos tan denostada por ciertos opinantes locales y el no tan local Pompeo.

La cuestión conceptual no es dilucidar si los chinos tienen segundas o terceras intenciones, sino si el plan se corresponde con el desarrollo estratégico de Panamá.

Dos cosas hay que ejecutar en ese plan: la primera es proteger la libertad de acción exterior del Estado panameño, protegida por una bilateralidad de intereses contrapuestos, que permitan al país su desarrollo sin sujeción a ajeno interés; la segunda que corresponde a la personalidad interna del Estado en lo económico es la liberación de la coyunda del transitismo confinada a la ruta interoceánica y la transversalización del desarrollo nacional integrando al país agro productivo.

En la vida y en la sociedad existe naturalmente las contradicciones dialécticas propias del antagonismo de contrarios, la tarea en política no es suprimir la contradicción, que corresponde a intereses materiales existentes, sino reducirlas aupando a la parte positiva en detrimento de los intereses egoístas y domesticados por la sujeción colonial de larga data. El tren partirá, ululando y silbando hacia el horizonte de la integración nacional.

MÉDICO

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