• 14/04/2019 02:02

El fiasco del siglo

‘Y así ha ocurrido con médicos, nutricionistas, gobernantes y demás candidatos, todos alfiles de una industria que lo único que le interesa es vender sus productos'

Empecemos por lo más reciente: científicos de la Universidad de California, San Francisco, encontraron hace dos años y publicaron en JAMA Internal Medicine, el Journal of the American Medical Association (https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/article-abstract/2548255?redirect=true), que la industria de alimentos procesados pagó miles de dólares a científicos en los años 60 para minimizar el vínculo entre el azúcar y las enfermedades cardíacas.

Es decir, cinco décadas en que el papel de la nutrición estuvo manipulado para influir convenientemente en las recomendaciones dietéticas y así confundir en la percepción de los consumidores sobre los alimentos que comen. Los científicos descubrieron que la industria alimentaria, por medio de prominentes lobistas y médicos, ocultó información en todos los niveles: a nivel académico, comunitario y político.

El estudio de los años 60 no fue cualquier asunto ni tampoco fue cualquier médico. Se trata de Fred Stare, líder en nutrición y jefe del programa de fisiología de la Universidad de Harvard. Su compañero, Mark Hegsted, era médico de Harvard con mucha influencia en Washington. Ambos recibieron más de $50 mil por publicar que el azúcar no estaba vinculado con las enfermedades de corazón, cuando en realidad sí lo estaba. Su principal pecado fue nunca revelar su relación financiera con la industria de alimentos ni tampoco disimular su interés de liderar la comisión creada por el senador McGovern para definir las primeras directrices dietéticas.

Así que estos dos señores, supuestamente honorables y distinguidos, eran unos asalariados de la industria de alimentos procesados y aparentaban independencia y objetividad, cuando fueron contratados para diseñar las primeras guías nutricionales. Con razón ahora estamos como estamos y con razón tenemos una epidemia de obesidad que afecta el mundo entero. En 1960, una de cada 15 personas era obesa. Ahora, uno de cada tres, y más de dos de tres tienen sobrepeso. Algo totalmente terrorífico. Por supuesto que esto convierte a los alimentos azucarados en el nuevo tabaco, no solamente por lo turbio en que la industria se ha conducido política y científicamente, sino porque los alimentos procesados causan enfermedades. De hecho, causan más muertes y enfermedades que el tabaco a nivel mundial. La industria de alimentos procesados funciona realmente con las mismas reglas que la industria del tabaco: obstaculizan el cambio, influyen en la política, confunden la ciencia, niegan su responsabilidad, desinforman la opinión pública y presionan a los políticos.

Esta reminiscencia de las grandes compañías tabacaleras, también nos recuerda a la negación de Exxon de su propia investigación sobre el cambio climático. Los científicos de Exxon sabían desde hace décadas que existía una relación entre la producción de combustibles fósiles y el cambio climático, pero la compañía ocultó al público deliberadamente los resultados de la investigación. De muchas maneras, las grandes tabacaleras, las grandes petroleras y los grandes fabricantes de alimentos procesados suprimen la información incómoda en la persecución de sus intereses económicos.

También han buscado crear incertidumbre y dudas sobre la ciencia, a fin de disminuir el apoyo público para una reglamentación apropiada. Su objetivo, en última instancia, ha sido mantener al público confundido y evitar que los Gobiernos regulen sus industrias. Existen ejemplos donde la industria alimentaria, las empresas embotelladoras de sodas y los demás representantes de los productos procesados interfieren directamente en los esfuerzos para ayudar a la gente a comer menos comida chatarra y seguir una dieta más saludable. Hace unos años, el Dr. Mark Hyman viajó a Atlanta para reunirse con Bernice King, la hija de Martin Luther King. Querían realizar una proyección para la película ‘Fed Up', que trata sobre el azúcar y toda su historia en la humanidad. Querían hacerlo en el King Center, que trata sobre los derechos civiles y la justicia. Lo prepararon todo, lo tenían todo listo, y luego recibieron una llamada, ‘Lo sentimos. No pueden hacerlo aquí'. Y él preguntó, ‘¿Por qué?' Le dijeron, ‘Coca-Cola cubre los fondos del King Center'. ¡O sea!

Igualmente, en las últimas elecciones en Estados Unidos, Hillary Clinton estuvo a favor del impuesto de sodas en Filadelfia, pero después fue obligada a retractarse. Los correos electrónicos descubiertos por WikiLeaks revelaron que Coca-Cola envió mensajes contundentes a los miembros de la campaña de Hillary, diciendo ‘¿Cómo pudo haber pasado esto? Hemos ayudado mucho en su campaña y la estamos apoyando'. Inmediatamente, Hillary se retractó y quitó su apoyo a la iniciativa del impuesto. Y así ha ocurrido con médicos, nutricionistas, gobernantes y demás candidatos, todos alfiles de una industria que lo único que le interesa es vender sus productos. Realmente un cuadro vergonzoso.

EMPRESARIO, CONSULTOR EN NUTRICIÓN Y ASESOR DE SALUD PÚBLICA.

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