• 30/04/2019 02:02

Maniobras al borde del cántaro electoral

‘En caso de ganar, Roux tendrá que indultar a Martinelli, porque de lo contrario solo se habrá utilizado su figura con un propósito: ganar las elecciones [...]'

Las maniobras son inherentes a la política. En nada me sorprende lo ocurrido a ocho días de las elecciones generales ni me sorprenderá si ocurren otras cosas en lo que resta de campaña. El tema está en la dimensión, los motivos y los efectos de cada maniobra, sobre todo, dos en especial: las planillas del contralor y el fallo del Tribunal Electoral contra Ricardo Martinelli.

Ocurridas en este periodo nadie puede pensar que han sido hechos casuales. Hace 44 años un amigo de toda la vida me decía que ‘la buena fe no existe como categoría política' y he vivido para comprobarlo en reiteradas ocasiones.

Son varias las fuentes, entre ellas diputados, las que aseguran que entre 2014 y 2016, Federico Humbert fue un contralor compresivo y dadivoso, con el cual toda coordinación fue posible. Eso explica, quizás, por qué ahora son hallazgos, lo que para entonces era coordinación normal.

La Ley de Presupuesto de la Nación es elaborada por el Gobierno, aprobada por la Asamblea, los desembolsos los hace el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y los fiscaliza la Contraloría General de la República. ¿Por qué una parte del proceso constituye irregularidad y no las otras tres?

Nadie en su juicio ciudadano puede estar de acuerdo con esa mala utilización, pero tampoco con aquellos que la hicieron posible. No se puede aplaudir la supuesta acción cívica de Humbert y pasar por alto su falta ni la del Ejecutivo. Ah, pero es que, si ocurre a pocos días de las elecciones, la buena fe debe ser excluida del análisis, y percibir el rastro de desquite del fiscal de las Finanzas de la Nación.

¿Es acaso falso que el señor Humbert aspiraba a una candidatura presidencial donde los diputados eran pieza clave? ¿Es acaso falso que motivaciones como esas lo llevaron a giras nacionales con los parlamentarios, cabalgatas incluidas?

Ningún esfuerzo habría que hacer para concluir que la reciente publicación de las planillas complementa la campaña de ‘no a la reelección' impulsada por algunas entidades, y en consecuencia deriva en una maniobra política, mediante la cual el señor contralor firma su venganza. ¿Dónde estaba el contralor, en su rol de fiscal, cuando estas cosas ocurrían?

Ningún diputado debe ser sancionado por la ciudadanía, sino lo es igualmente Humbert, el ministro de Planificación y Política Económica de turno, y el propio presidente de la República.

La otra maniobra que trasciende es la del Tribunal Electoral. Dije el pasado 12 de abril que Ricardo Martinelli se había convertido en factor político de la campaña, entre otras cosas, por la forma dilatada como se llevaba su caso, pero sobre todo por la gratuita publicidad que le había dado el Gobierno, en su afán por exhibirlo y humillarlo.

Y Martinelli hizo lo que tenía que hacer: aprovechó las cámaras. De eso, las autoridades parecieron darse cuenta hace pocas semanas y trataron, ya en vano de hacer sesiones a puertas cerradas y evitar cobertura cuando lo llevaban a citas médicas, pero era tarde. En enero de este año, Rómulo Roux, candidato presidencial de Cambio Democrático, del que Martinelli es fundador, anunció sus candidaturas para alcalde y diputado.

¿Por qué, dada la condición de detenido, los magistrados del Tribunal Electoral no emitieron juicio oportuno ni iniciaron proceso, y postergaron un fallo al respecto hasta el viernes de la semana pasada, después que una primera instancia de esa entidad favoreciera las postulaciones del expresidente?

Y no se trata de que sea Martinelli per se. Aun cuando Eduardo Valdés Escoffery y Alfredo Juncá aduzcan los elementos ya conocidos, se percibe en sus actuaciones una posición política, a destiempo, intencional y destinada a evitar un protagonismo que la Ley permite.

Hay, además, una proyección ambivalente que se desprende de ese hecho. Algunos sostienen que el fallo victimiza a Martinelli, otros que hay temor oficial en la figura de Martinelli.

Ninguna de las dos cosas, aunque lo de víctima es válido para la publicidad del CD. El fallo, y más que eso, la forma como el Gobierno ha llevado adelante su caso, potencia políticamente el papel de Martinelli, hasta llevarlo a producir un número importante de votos con lo que aporta una cuota nada despreciable al caudal de Rómulo Roux.

En caso de ganar, Roux tendrá que indultar a Martinelli, porque de lo contrario solo se habrá utilizado su figura con un propósito: ganar las elecciones, en cuyo caso habrá sido significativa la contribución del Tribunal Electoral, y Martinelli sería el gran perdedor en esta maniobra política.

PERIODISTA

‘¿Por qué, dada la condición de detenido, los magistrados del Tribunal Electoral no emitieron juicio oportuno ni iniciaron proceso, [...]?'

‘[...] ¿Por qué una parte del proceso (de la Ley de Presupuesto de la Nación) constituye irregularidad y no las otras tres?'

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