• 05/05/2019 02:03

Lo único que nunca cambia

‘¿Qué no daríamos hoy por escoger un presidente, diputados, alcaldes y representantes que cambien el rumbo del país y llenen las expectativas básicas de los ciudadanos?'

Si tuviéramos que elegir un poder mágico, ¿cuál sería? Para la mayoría de los empresarios, productores, banqueros, inversionistas, altos ejecutivos, innovadores, intelectuales y autoridades gubernamentales, la respuesta es muy fácil: todos pediríamos el poder de ver el futuro para saber qué vendrá después en los negocios, la tecnología, la economía, la política y la sociedad.

El problema con este enfoque es que la mayoría de las personas, especialmente los políticos, lo que piensan sobre el futuro es incorrecto. Muchas veces se obsesionan con un modelo de bola de cristal para pensar sobre el futuro y poder predecir cada aspecto de los cambios que vendrán en los próximos 5, 10 o 20 años. Es decir, algo que es evidentemente imposible e incorrecto.

Entonces, ¿qué sería lo correcto? La verdad es que cualquiera que quiera tener una visión exacta sobre lo que vendrá en el futuro debe comenzar por pensar en lo que definitivamente no cambiará en los próximos 20, 50 o 100 años. Y sin duda, en ese tiempo, lo único que no cambiará es nuestra naturaleza humana. Por eso, dejémonos de obsesionar con modelos económicos o tecnologías del futuro y comencemos a concentrar la búsqueda en las necesidades básicas que siempre han impulsado a los seres humanos. Cosas como el mejoramiento continuo, perfeccionamiento personal, relaciones sociales, seguridad física, alimentación saludable, satisfacción laboral, etc. La lista es larga. Por ejemplo, si usted es político y quiere que el país o su circuito electoral superen la prueba del tiempo, no intente encontrarlo en la ficción, las redes virtuales, la inteligencia artificial o cualquier otra tendencia que está de moda. Muy por el contrario, búsquelo en una necesidad humana básica que nunca desaparecerá o en un principio moral que nunca perderá vigencia.

Ningún líder mundial parece entender esa verdad mejor que Jeff Bezos. A pesar de todos sus defectos y problemas maritales, su empresa Amazon es un negocio de alta tecnología, pero que no se basa en una tecnología ficticia del futuro, sino en un compromiso con dos necesidades básicas del ser humano: conveniencia y valor agregado. Y qué más conveniencia y mejor valor agregado que recibir las cosas en la puerta de su casa. Amazon ha simplificado el proceso de compras y entrega a domicilio a millones de consumidores. Y eso no es todo. El año pasado, luego de la adquisición de Whole Foods, Amazon creó una estrategia para hacer entregas directas a automóviles, siempre que el maletero del auto pudiera abrir a través de un teléfono inteligente. Y hace unos meses lanzó su nuevo servicio ‘At Your Gate' que consiste en entregar comida en aeropuertos a pasajeros que esperan abordar un avión. Bezos basa toda su estrategia para el futuro en aportar comodidad y valor agregado, porque sabe que así sus clientes siempre lo van a preferir.

Por eso, para entender lo que viene en el futuro para los negocios, la política y la sociedad en general, dejémonos de tratar de adivinar la próxima gran tecnología y comencemos a preguntar cómo las tecnologías emergentes pueden ayudar a satisfacer las necesidades básicas que los consumidores esperan que las industrias y empresas resuelvan. Por supuesto que en cien años, al igual que en mil, los seres humanos tendremos necesidad de comer alimentos saludables para nutrir nuestros cuerpos y cerebros. Quienes ocupen esa categoría en materia de conveniencia y valor agregado tendrán clientes para siempre.

Obviamente, un segmento en el que muchos quisiéramos tener una bola de cristal es la política, específicamente hoy 5 de mayo que son las votaciones para escoger a más de 800 candidatos a puestos de elección popular para el próximo quinquenio. Un nicho evidentemente oscuro, muy cuestionado y lleno de incertidumbres, señalado por actos de corrupción y repudiado por conductas deplorables. Un fragmento putrefacto de la sociedad que ha producido tal inconformidad que hoy la consigna es no reelegir a ninguno.

¿Qué no daríamos hoy por escoger un presidente, diputados, alcaldes y representantes que cambien el rumbo del país y llenen las expectativas básicas de los ciudadanos?

Aunque no contamos con esa bola de cristal, sentimos que los electores buscamos personas comprometidas con la verdad, el respeto a las leyes y apego a la Constitución de la República. Sin duda, necesidades básicas de nuestra naturaleza humana, al igual que la salud, seguridad, trabajo y paz social. Porque el día que los políticos entiendan eso y lo cumplan, gobernarán tranquilamente por mil años.

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‘[...] un segmento en el que muchos quisiéramos tener una bola de cristal es la política, específicamente hoy 5 de mayo que son las votaciones [...]'

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