• 30/06/2019 02:00

El poder es efímero

‘Juan Carlos Varela, como presidente de la República, pudo cometer algunos actos irresponsables y excesos reprochables. Tocará a la justicia, sin presión de ninguna clase, juzgarlo'

El fin del Gobierno del presidente Juan Carlos Varela me trajo a la memoria mi condición de jubilado. Después de 21 años de ocupar la gerencia general de la Cervecería Nacional (por un par de años, menos del tiempo que fueron juntos en dicho cargo mis distinguidos antecesores: Rodolfo Herbruger, Ernesto de la Guardia y el Mayor Alfredo Alemán), contra el consejo que me dieron algunos directores de la empresa que consideraban que yo debía, por algunos años más, seguir al frente de esa gran compañía, decidí retirarme de ella. Al día siguiente de mi renuncia me desperté, muy temprano, como era mi costumbre. Cuando salí del baño me pregunté: ‘¿Para dónde vas?'. Realicé que no tenía para donde ir. ¡Era un jubilado!

El vacío que yo sentí no lo puedo comparar con el que hoy debe estar sintiendo Juan Carlos Varela. Este dijo en varias ocasiones que él gobernaría como siempre lo había hecho, hasta el día que la Ley le permitía. Trató hasta el último momento de hacerlo, inclusive faltando escasos días de su mandato, llamó a la Asamblea Nacional a sesiones extraordinarias. Con esa actitud, políticamente equivocada, sacrificó a varias personas, entre ellas al gran panameño, constructor del Metro, Roberto Roy. Varela nunca tuvo presente la gran derrota que sufrieron él y su partido el 5 de Mayo que lo debilitó políticamente muchísimo.

Juan Carlos Varela debe realizar hoy que el poder que da la Presidencia es muy temporal y efímero. Se terminaron para él las largas filas de automóviles y guardaespaldas, siguiéndolo a todas partes como si fueran disciplinadas hormigas y los viajes inútiles. Los ministros que siempre fueron más leales que eficientes, los innumerables asesores y, por supuesto, los ‘cepillos de siempre'.

Al dejar la Presidencia, Juan Carlos Varela volverá a ser un ciudadano común. En lugar de otorgar favores, tendrá que pedirlos.

Es de esperar que jamás se le atropellen sus derechos y que la historia lo juzgue —lo bueno y lo malo que hizo su Gobierno— sin apasionamiento y con total objetividad.

Un presidente hace muchos amigos, pero también muchos enemigos. Ojalá estos últimos no ejerzan contra él revanchismo malsano e inicien una persecución con un objetivo muy claro: su condena.

Juan Carlos Varela, como presidente de la República, pudo cometer algunos actos irresponsables y excesos reprochables. Tocará a la justicia, sin presión de ninguna clase, juzgarlo.

Tiene que prevalecer siempre el estado de independencia de todas las instituciones del Estado y ponerle fin a las investigaciones selectivas por parte de la Procuraduría.

Hemos vivido muchos años de gran intranquilidad y desasosiego; hay que limitar el presidencialismo, cuyos excesos han hecho muchísimo daño.

Pensamiento: ‘Favorezco los Gobiernos que son frugales y sencillos', Thomas Jefferson.

El expresidente de Uruguay José ‘Pepe' Mujica nos dio una clara prueba en su gestión de la realidad del pensamiento de Thomas Jefferson.

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