• 17/11/2019 00:00

Armisticio, Bélgica y Panamá

“La diplomacia se hace, no solo con el intercambio comercial, sino también con el cultural, y a través de ella se logra mucho más”

La semana pasada, el 11 de noviembre, se celebraron los 101 años de la firma del tratado que se conoce como Armisticio de Compiègne, entre los países aliados y el imperio alemán, para que se pusiera fin a las hostilidades en el frente occidental de la I Guerra Mundial. Las condiciones que se estipularon en ese documento, que serían ratificadas en el Tratado de Versalles —que fue el que realmente puso punto final a la guerra—, generaron mucho descontento entre la población alemana y fueron el argumento en el que se basaron los movimientos nacionalistas que llevaron a Adolf Hitler al poder.

Los países que participaron en ese tratado, Reino Unido, Bélgica, Alemania, Francia y Canadá, organizaron un homenaje a esa fecha en la plaza de Francia, donde uno de los discursos más profundos fue el del embajador de Alemania, quien elaboró en los horrores que producen las guerras y por qué ellas no deben volver a ocurrir.

Durante la misma semana, Bélgica celebró el Día del Rey, que coincide también con el día en que se celebra la comunidad de habla alemana en ese reino. Para la ocasión, 15 de noviembre, su embajador dijo un discurso magistral, entre jocoso y retador, dando muy buenas noticias para las relaciones bilaterales que mantienen ambos países. Empezó destacando la coincidencia de que en noviembre se celebra el nacimiento de Panamá como nación, y en Bélgica el fin de las dos guerras mundiales y el Día del Rey. Esta fecha se conmemora desde 1866, Día de san Leopoldo, que era el santo de los dos primeros reyes y del cuarto.

Es importante resaltar el que se celebre a la comunidad de habla germana, pues en ese país no solo se habla neerlandés, francés, también tienen una comunidad de 77 mil belgas con su propio parlamento e instituciones.

Otra coincidencia resaltada por el embajador Dewez fue que en ambos países se celebraron elecciones en mayo de este año, con la diferencia de que en Panamá tenemos nuevo Gobierno desde julio y en Bélgica, después de cinco meses, se está buscando una coalición. Parece que la formación de un nuevo Gobierno conforme a los resultados de la votación es una tarea muy compleja, que exige del rey mucha atención y apertura, además de mucha diplomacia.

Siguió mencionando las casualidades entre los dos países, llamando la atención de que la ciudad de Panamá celebró este año 500 de haber sido fundada, y en ese entonces, reinaba Carlos V, tanto para España como para Bélgica.

Resaltó que el intercambio bilateral ha seguido profundizándose, siendo Panamá el socio más importante de Bélgica en Centroamérica y el principal destino de productos belgas para la región. Esa es una de las razones por las que en nuestro país existe una oficina comercial de AWEX, que es la agencia para la exportación y la inversión extranjera (en francés, L'Agence wallonne àl'Exportation et aux Investissements étrangers). Corresponde a la región de Wallonia, pero comprende también Flandes y Bruselas, que juntas conforman lo que conocemos como Bélgica. En el tema marítimo, el intercambio entre el Canal de Panamá y el puerto de Amberes es fundamental para el comercio mundial y entre los productos belgas más emblemáticos están las cervezas, los wafles y el chocolate.

Los dos países están comprometidos con alcanzar acuerdos de cooperación en materia de seguridad para luchar contra el tráfico ilícito de armas, lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. Ocupando Panamá un lugar estratégico a nivel mundial como hub de comunicaciones, empresas belgas han participado en la construcción de proyectos de infraestructura. Pero lo cultural también nos hermana. Con motivo de celebrarse el aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, se dio a conocer al público panameño los comics belgas famosos en el mundo, a través de una exhibición. Tin tin, los Pitufos y Spirou son creaciones de artistas belgas que ayudan a promover la imagen del país.

Para la celebración de los 500 años de la fundación de la ciudad de Panamá, la emblemática estatua de Manneken Pis, en Bruselas, se visitó con un traje típico panameño para rendirle homenaje a nuestro país. Durante nuestras fiestas patrias, generalmente llueve mucho, al igual que en Bélgica.

Y una nota curiosa, el equipo nacional de fútbol de ese país se llama “Diables Rouges” en francés, cuya traducción corresponde a “Diablos Rojos”, que en Panamá son los buses con troneras y luces. Los embajadores fueron, para las recientes fiestas patrias, a ver la presentación de los diabólicos sucios, así como han podido recorrer El Caño y sus hallazgos precolombinos, y el desierto de Sarigua. Y para rematar, el saxofón, inventado por el belga Adolfo Sax, en 1842, es ampliamente utilizado en nuestro país.

La diplomacia se hace, no solo con el intercambio comercial, sino también con el cultural, y a través de ella se logra mucho más.

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